Durante agosto y septiembre hay probabilidad de que las lluvias en Sonora aumenten hasta un 40% ante la inyección de nubes con yoduro de plata
A finales de junio del año en curso, se anunció que se llevaría a cabo un programa de estimulación de nubes para abatir los efectos de la sequía en Sonora, Sinaloa y Chihuahua. Esta iniciativa ya inició, misma que se desarrolló con fondos federales en colaboración con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y la Fuerza Área Mexicana. Por esta razón, se prevé un aumento de hasta 40% en lluvias en Sonora durante agosto y septiembre, que es cuando finalizará la inyección de nubes en 2 millones de hectáreas.
Se han efectuado siete viajes de los 20 que están programados para inyectar yoduro de plata en las nubes, logrando un aumento de hasta 30% en las lluvias pronosticadas para el mes de julio. Sin embargo, las precipitaciones han beneficiado más a la vegetación que al sistema de presas en el estado, según indicó Marco Polo Mallorquín, director del programa en Sonora.
Se espera que al finalizar el programa aumenten los niveles cúbicos en cinco cuencas y siete presas, las que a principios de julio estaban por debajo del 60% de su capacidad. Se trata de las presas Abelardo L. Rodríguez, Plutarco Elías Calles, Álvaro Obregón, Adolfo Ruiz Cortines y Lázaro Cárdenas. Hasta el momento, los municipios del sur del estado son los más beneficiados con el tratado de nubes. Sin embargo, el proceso también se ha realizado en la zona norte de Sonora, alrededor de los municipios de Santa Ana, Magdalena e Ímuris.
¿Qué hacen con las nubes en este programa?
El proceso de estimulación de nubes consiste en sobrevolar zonas en un avión King Air 250 y liberar yoduro de plata con una solución de acetona en las nubes que presentan humedad. Según explicaron las instituciones encargadas de llevar a cabo este programa, eso incrementa las probabilidades de lluvia.
Los vuelos se realizan dependiendo de las condiciones climáticas del día. La razón es que este proceso no genera lluvia como tal, sino que detona la formación de gotas y liberación de energía. Además, permite una estrategia dirigida de las coberturas para lograr precipitaciones controladas.
Esta práctica no es tóxica ni genera ningún daño al medio ambiente; sin embargo, en algunos lugares donde se extrae agua a profundidades de más de mil metros es donde se presentan problemas de toxicidad por el uso de arsénico y platino.
¿Crees que benefició este programa a la temporada de lluvias en Sonora?