Los tenábaris son más que simples capullos. Los pueblos que ejecutan la danza adornan sus vestimentas con elementos del monte: cabezas de venado, sonajas de bule y capullos de mariposa, siendo estos últimos de gran valor para ellos.
El uso de los tenábaris por parte de las etnias yaqui y mayo en la Danza del Venado, implica la elaboración de capullos de mariposa que generan un sonido muy particular. Estos están diseñados para representar las orejas del venado y se colocan en las piernas, simbolizando que el venado escucha a través de sus pies.
Según la historia narrada por Jesús Flores, Fariseo Mayo de Cuppari, Huatabampo, Sonora, el sonido emitido al andar alerta de amenazas. Por ello, para cazar un venado es más fácil hacerlo desde un árbol que caminando, ya que al menor ruido, el venado detecta la presencia de un posible enemigo.
Los tenábaris son más que capullos
En la danza-ritual de pascola y venado, los pueblos que la ejecutan adornan sus vestidos de monte con cabezas de venado, sonajas de bule y capullos de mariposa, que son lo más valioso para ellos.
De acuerdo con el investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Sonora, José Luis Moctezuma Zamarrón, la danza de pascola y venado, junto con los conocimientos que encierra, como la elaboración de los tenábaris, es una tradición que une a los pueblos del noroeste mexicano, incluyendo a los yoeme, yoreme, makurawe, o’odham, comcaác, o’ob, odami y rarámuri, siendo su elemento identitario común.
Los yaquis usan un metro de capullos de mariposa en los tobillos para que se escuchan pisadas en la ejecución de de la danza, mientras en la cintura se pronuncian los movimientos que generan los sonidos de pezuñas de venado, simultáneamente a la sonoridad de las sonajas de blue.
¿Qué tipo de mariposas utilizan?
Noemí Bañuelos Flores, bióloga del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), informó que la mariposa o polilla cuatro espejos es nocturna y pertenece a una variedad de la familia de gusanos de seda salvaje que se produce en el bosque mesófilo del sur de Sonora, en municipios como Álamos, Navojoa, Huatabampo, Quiriego, Etchojoa y Villa Juárez.
Esta mariposa también se reproduce en comunidades yaquis, en la sierra y la costa, en el árbol citavaro, y al sur de Arizona, según María Trinidad Ruiz Ruíz, coordinadora de la zona sur de la Dirección General de Culturas Populares.
Las alas de la mariposa cuatro espejos son membranosas y cubiertas de escamas de color café y oro, con dibujos simétricos, y cuatro triángulos transparentes que reflejan la luz.
El artesano de los pueblos del noroeste suele buscar los capullos vacíos de esta mariposa en las ramas del árbol hospedero. Siguiendo el ciclo reproductivo del animal, antes de desprenderse se asegura que el insecto alado ya no esté dentro. También en el monte, el mayo selecciona pequeñas piedritas de los montículos de los hormigueros, con las que rellenará los capullos; mientras el yaqui, lo hace en la arena del río.
Una vez en el taller, el artesano corta el extremo de las bolsas por donde salieron las polillas. Las limpia y mete cinco o seis pequeñas piedras, elegidas cuidadosamente, probando su sonoridad hasta obtener un golpeteo afinado: los ténabaris son instrumentos musicales y deben dar cierto sonido, advirtió Bañuelos. Para elaborar las brazadas, el artesano agujerea el extremo cortado del capullo de seda y por ahí pasa el hilo, engarzando los capullos de dos en dos hasta formar una larga cadena.
Con información de Gobierno de México, Lyndas Artesanías