A un mes de haber sido anunciada la nueva política migratoria de Estados Unidos respecto a los migrantes venezolanos en busca de asilo en dicho país, aquellos que se han quedado varados en Ciudad Juárez han debido subsistir de una forma u otra. Algunos retomaron sus oficios, entre ellos el de barbería, mientras esperan una oportunidad para cruzar.
El pasado 12 de octubre, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos anunció que otorgaría 24 mil visas para únicamente aquellos venezolanos que llegaran en avión, por lo que el resto que planeaba cruzar por México deberían regresar.
Cientos de venezolanos que habían cruzado por tierra a lo largo de siete países en busca de asilo político y su propio sueño americano se han quedado varados en la frontera de México con Estados Unidos y, particularmente, en Ciudad Juárez, uno de los cruces más importantes.
Esto le pasó a Adrián Cázares, de 23 años de edad, originario de Maracaibo, Venezuela, barbero de oficio que cruzó junto con su primo siete países en busca de mejores oportunidades de trabajo. Al llegar a Ciudad Juárez se enteró de que estaban devolviendo a sus paisanos ante el cambio en la política migratoria de Estados Unidos.
No obstante el recibimiento, decidió no perder la esperanza. Usó el resto del dinero que llevaba para el viaje en hacer jugos para vender, solo así pudo ahorrar lo suficiente para comprar una máquina de cortar cabello y retomar su oficio.
Campamento de migrantes venezolanos
Dado que no tienen un lugar donde quedarse, los migrantes venezolanos varados en Ciudad Juárez han montado un campamento a escasos metros de la línea divisoria entre México y Estados Unidos.
Los barberos se han convertido en un pequeño grupo que atiende a los mismos migrantes venezolanos y algunos juarenses simpatizantes de la causa. “Aquí acondicionamos un espacio para laborar y generar ingresos. Cada quien compra su máquina, que es su instrumento de trabajo” contó Miguel Ceballos, otro de los barberos del campamento en entrevista para Artículo 66.
El apoyo por parte de los locales a los migrantes venezolanos también se ha reflejado en, por ejemplo, que les permitan usar la corriente eléctrica de los domicilios aledaños.
Mantienen la esperanza
Adrián, por su parte, señaló que inicia su jornada a las 8 de la mañana todos los días, mientras espera una oportunidad para cruzar la frontera y cumplir su sueño de apoyar económicamente a sus padres, que se quedaron en Venezuela.
“Aquí estamos trabajando y demostrando que buscamos ganarnos el pan honradamente y mi pensamiento es cruzar y pedir asilo. El tiempo que estemos aquí es dependiendo de la salud, de la situación climática y física”.
Miguel Ceballos
Fuentes: Vanguardia Veracruz, Reddit, Artículo 66