La generación Z enfrenta desafíos en el ámbito laboral que los llevan a perder sus empleos más rápido que generaciones anteriores. Falta de motivación, barreras de comunicación y un rechazo al trabajo sin equilibrio personal son factores clave de este problema.
Ricardo Amador/NORO
La Generación Z ya tiene rato entrándole al mercado laboral justo en el contexto de crisis económicas y cambios radicales en el mundo laboral; a pesar de ser la primera generación completamente inmersa en la era digital, muchos de ellos se enfrentan a dificultades para mantener sus empleos.
Según un estudio reciente de Inc, el 60% de los empleadores han despedido a trabajadores de la Generación Z durante este año, lo que desató un debate sobre las razones detrás de esta tendencia.
Uno de los señalamientos más frecuentes hacia la Generación Z es su aparente falta de motivación; sin embargo, este juicio se basa más en prejuicios generacionales que en una realidad objetiva.
Durante su crecimiento, los miembros de esta generación fueron testigos de cómo sus padres y abuelos enfrentaban crisis laborales, despidos masivos y una falta de seguridad laboral. De hecho, un estudio de Deloitte señala que muchos jóvenes de la Generación Z valoran trabajar para empresas que se preocupen por el bienestar de sus empleados y el entorno social.
Sin embargo, la experiencia de la falta de estabilidad en el mercado laboral genera un escepticismo hacia las trayectorias profesionales tradicionales, lo que podría interpretarse como una falta de motivación, pero en realidad es una forma de autoconservación.
El choque entre el mundo digital y el entorno profesional tradicional
La Generación Z es conocida por ser nativa digital, pero este dominio de la tecnología no siempre se traduce en habilidades de comunicación efectiva en entornos laborales tradicionales.
Habituados a interactuar principalmente a través de dispositivos y redes sociales, muchos jóvenes tienen dificultades para participar en conversaciones cara a cara o en reuniones de trabajo convencionales; durante la pandemia, esta brecha se amplió aún más, ya que la interacción en persona disminuyó significativamente y las comunicaciones virtuales fueron la norma.
A pesar de la fluidez digital de los jóvenes, la falta de contacto físico con colegas y supervisores durante sus primeros años laborales dejó a muchos sin las habilidades interpersonales necesarias para navegar entornos corporativos que dependen de la colaboración y las reuniones presenciales.
Esto puede llevar a malentendidos y errores que contribuyen a su despido, cuando en realidad están utilizando herramientas de comunicación que les son más cómodas.
Generación Z y el rechazo al equilibrio tradicional trabajo-vida
Uno de los factores más destacados que está generando conflicto entre la Generación Z y los empleadores es su negativa a aceptar la tradicional cultura laboral de trabajo interminable y sacrificio personal.
Mientras que generaciones anteriores, como los Millennials, idealizaron la «cultura del esfuerzo» que implicaba trabajar más horas para ascender, los jóvenes de la Generación Z valoran más el equilibrio entre la vida personal y el trabajo.
En estudios realizados por Deloitte, se descubrió que la mitad de los trabajadores de la Generación Z considera el «equilibrio entre trabajo y vida personal» como uno de los factores más importantes al elegir un empleo.
Para ellos, la salud mental y el bienestar son esenciales, lo que los lleva a rechazar empleos que no les ofrezcan flexibilidad, teletrabajo o una cultura laboral que no respete sus límites. En este sentido, no se trata de una falta de ambición, sino de una nueva perspectiva sobre lo que significa tener una vida satisfactoria.
La falta de alineación con los valores de las empresas tradicionales
Más allá de los aspectos salariales, la Generación Z busca trabajar en empresas que estén alineadas con sus propios valores y principios. La preocupación por el cambio climático, la diversidad e inclusión y la ética empresarial son esenciales para esta generación.
Si las empresas no muestran un compromiso genuino con estos temas, los jóvenes no dudarán en cambiar de trabajo, tal como se revela en una encuesta de Deloitte, en la que el 37% de los jóvenes de la Generación Z rechazaron un trabajo por motivos éticos.
Este grupo valora la transparencia y la oportunidad de hacer una diferencia en el mundo a través de su trabajo. Las empresas que no reflejan estos valores corren el riesgo de perder su talento, ya que la Generación Z está dispuesta a buscar otros empleos que les ofrezcan el sentido de propósito que buscan.
¿Te ha tocado trabajar con gente de la generación Z?
Fuentes: BBVA, Forbes, Inc