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Una serie de sucesos violentos aislados en Estados Unidos dieron origen a lo que se le llamó la Guerra de los Tamales, sucedida a principios del siglo XX
El tamal es uno de los platillos más antiguos de México, y también uno de los más diversos. Este plato está en todas las regiones del país y tiene más de 4 mil variedades. Además, este alimento, que se caracteriza por estar envuelto en algún tipo de hoja y cocinado al vapor, también es un vínculo entre México y Estados Unidos. Pero este no inició de la forma más amena, pues a principios del siglo XX sucedió una guerra originada por este manjar mexicano.
Se le llama Guerra de los Tamales, pero no por un suceso en particular, sino por toda una ola de incidentes que pasaban entre los tamaleros que se apoderaban del mercado estadounidense, pues durante la época, los altercados entre comerciantes de esta comida mexicana empezaron a aparecer en los titulares de periódicos. Su venta era considerada una actividad propia de las clases bajas, no sólo inmigrantes mexicanos sino también afroamericanos, italianos, irlandeses y afganos.
La escritora Kathryn Schulz publicó en 2016 en The New Yorker una crónica titulada “Ciudadano Khan”, en la que cuenta la historia de un emprendedor musulmán al que se le recuerda como Hot Tamele Loui. Sobre este hombre que logró riquezas vendiendo comida se llegó a pensar que fue instruido por mexicanos al llegar a Estados Unidos. Pero más allá del trabajo del musulmán, de nombre Zarif Khan, Schulz contextualiza cómo fueron recibidos los tamales en Estados Unidos y la violencia que se dio en el país por ellos.
“Cuando los europeos llegaron al Nuevo Mundo, los tamales se podían encontrar, como mínimo, en gran parte de Centroamérica y en todo México. Sin embargo, todavía en 1884 eran tan desconocidos en los Estados Unidos que Associated Press se sintió obligado a referirse a ellos como ‘un extraño artículo de comida, conocido localmente como tamales’”, escribió Schulz .
Después de esto, los tamales se popularizaron entre vendedores de todo tipo, pues al igual que otras formas de venta ambulante, para estar en el negocio se necesitaba poco dinero, lo que lo hacía atractivo para inmigrantes. La moda de los tamales en Estados Unidos duró más de tres décadas y los “titulares sobre ‘guerras de tamales’ fueron cómicamente abundantes”, según contó Schulz. En los periódicos se podía leer cómo “una rivalidad en el negocio de los tamales” había terminado en disparos y asesinatos de forma constante, hablándose incluso en Seattle de una “mafia de tamales”.
El intento de desaparecer los tamales en Los Ángeles
La fiebre de los tamales por todo Estados Unidos empezó en San Francisco por el año de 1892, después de que Robert H. Putnam fundara California Chicken Tamale Company, tomando inspiración de los vendedores ambulantes mexicanos que habían emigrado de zonas como Sonora y Baja California a Los Ángeles, California. Más tarde, Putman llevó el concepto de negocio a la Feria Mundial de Chicago en 1893 y fue así como se empezó a expandir por el norte del país. Sin embargo, la comida mexicana ya era popular en la ciudad. Según cuenta Gustavo Arellano, autor de Taco USA: How Mexican Food Conquered America, su aparición se remonta a los años entre 1870 y 1880, en Los Ángeles.
Los tamaleros dominaron el centro de la ciudad en la década de 1890, específicamente desde la antigua plaza ubicada en lo que hoy es Olvera Street, hasta el suroeste, según cuenta Arellano en el artículo “Tamales, L.A.’s original street food” publicado en Los Ángeles Times en 2011. En esa época se solían ofrecer promociones de dos tamales al precio de cuatro y un “ejército” de carritos y carretas llenaban la conocida Tamale Row.
“Para 1901, más de cien carretas de tamales recorrían Los Ángeles, cada una pagando un dólar al mes por una licencia comercial de la ciudad. Su popularidad animó a otros en las ciudades periféricas a seguir su ejemplo. En 1906, el inmigrante sonorense Alejandro Morales comenzó a vender los tamales de su esposa en una carreta. Morales, un cavador de zanjas de oficio, convirtió el concepto en un restaurante, luego en una fábrica de tamales, luego en Alex Foods, un imperio multimillonario ahora conocido como Don Miguel Mexican Foods”, escribió Gustavo Arellano.
Aunque los tamales no han desaparecido para nada de Los Ángeles, en 1897 el ayuntamiento quería prohibir su venta, pues de forma recurrente sucedían altercados alrededor de estos negocios. Sin embargo, esto no fue posible y en 1901 lo único que se pudo lograr fue que estuvieran abiertos hasta la una de la mañana, pues se consideraba a las carreta “un refugio para los borrachos que buscan las calles cuando las cantinas están cerradas por la noche”.
Para el año de 1910, este platillo seguía sin ser bien visto en la ciudad, y alrededor de 100 empresarios solicitaron al cabildo que prohibieran las carretas. Pero esa multitud poco pudo hacer contra la sociedad de tamaleros que había reunido más de 500 firmas de clientes que alegaban a favor de los tamales. Para el año de 1920 la disputa seguía, en ese entonces el concejal Fred Wheeler defendió al comercio ante el consejo de Los Ángeles, alegando que los tamales habían puesto a la ciudad en el mapa.
El tamal “perdió” la batalla en 1924 con una resolución que prohibía su venta. Pero en la hoy conocida Olvera Street, la comida mexicana ya era más que solo tamales, pues aparecieron los tacos, el menudo y la barbacoa. Ese mismo año, The Times sentenció al ancestral platillo mexicano como algo viejo no apto para el cambio que se estaba viviendo en la ciudad: “Nacieron del pueblo, perecieron en la metrópoli”.
Al 2022, Los Ángeles alberga decenas de lugares en donde se pueden encontrar los tamales.
Fuente: Los Angeles Time, New Yorker y El Sol de Hermosillo.