El presidente electo Donald Trump anunció que planea aplicar aranceles del 25% a las importaciones provenientes de México y Canadá, además de un gravamen adicional del 10% para China, como parte de su estrategia para frenar el tráfico de drogas y la inmigración irregular.
En un mensaje publicado en Truth Social, Trump señaló que, desde su primer día en el cargo, firmaría una orden ejecutiva para imponer estas tarifas. Según el presidente electo, esta medida busca detener la entrada de drogas y migrantes a través de las fronteras de Estados Unidos.
De concretarse, esta decisión podría desestabilizar cadenas de suministro globales y encarecer significativamente los costos para empresas estadounidenses que dependen del comercio con estas grandes economías. Además, su postura representa un desafío directo para los tres mayores socios comerciales de Estados Unidos, lo que podría tensar las relaciones diplomáticas antes incluso de su llegada a la Casa Blanca.
Respuestas de México y Canadá ante la amenaza arancelaria de Trump
El anuncio de Trump encendió las alarmas en las tres naciones implicadas. Las monedas de México y Canadá cayeron frente al dólar, mientras que un portavoz de la embajada china en Washington advirtió que “nadie gana en una guerra comercial”.
Las reacciones de México y Canadá, sin embargo, tomaron caminos opuestos. México optó por una postura firme, advirtiendo sobre posibles represalias con aranceles propios a productos estadounidenses. Por su parte, Canadá destacó su alineación con Estados Unidos, diferenciándose de México.
Funcionarios canadienses ya habían estado preparando el terreno para negociar, enfatizando que su país cumple mejor en temas clave para Trump: control fronterizo, relación con China y generación de empleo. Estas reuniones han servido para posicionar a Canadá como un aliado más confiable en comparación con México, según fuentes cercanas a las discusiones.
Impacto de los aranceles en Estados Unidos
Las posibles tarifas de aranceles no solo afectarían a México, Canadá y China, sino que también pondrían en riesgo importantes sectores de la economía estadounidense. Industrias como la automotriz, la agricultura y la alimentaria dependen de cadenas de suministro integradas en América del Norte, que han sido fundamentales para el comercio durante más de tres décadas gracias al acuerdo de libre comercio de la región.
En conjunto, México, Canadá y China representan más de un tercio del comercio exterior de Estados Unidos. En 2023, estas naciones adquirieron exportaciones estadounidenses por más de un billón de dólares y enviaron bienes y servicios valuados en casi 1.5 billones.
Aplicar aranceles del 25% podría encarecer significativamente los productos, dificultando su acceso al mercado y paralizando el comercio continental. Además, esta medida podría desencadenar represalias de otros países, lo que agravaría los costos para consumidores estadounidenses e incrementaría el riesgo de quiebras y desempleo.
También surge un desafío legal, ya que gravar a Canadá y México violaría el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), firmado por el propio Trump en 2020. Esto podría derivar en disputas legales y poner en peligro el marco comercial que rige a la región.
Aunque Trump no ha invitado formalmente a negociar, su historial sugiere que utiliza los aranceles como una herramienta para presionar a sus contrapartes. Esto plantea la duda de si sus declaraciones recientes forman parte de una estrategia inicial para obtener ventajas en futuras negociaciones.