La historia de Víctor Leaton Ochoa es una mezcla de invenciones pioneras, activismo político y persecución a ambos lados de la frontera entre Estados Unidos y México durante la Revolución Mexicana.
Víctor Leaton Ochoa es un personaje que se pierde entre los pliegues de la historia de México, pues es un personaje poco conocido en el país, pero con una historia digna de contar. Nació en Ojinaga, Chihuahua, en 1850. Durante su vida se destacó como un inventor visionario y un activista político durante la Revolución mexicana.
La vida de Leaton, marcada por la persecución y la lucha constante, se ha convertido en un relato fascinante que hoy reposa en los archivos del Museo Nacional de Historia de Estados Unidos.
Víctor Leaton Ochoa provenía de una familia con raíces escocesas y españolas. Su abuelo, Benjamín Leaton, fue capitán en el ejército federal estadounidense, cazador de recompensas y comerciante. En 1848, adquirió una antigua misión española en Texas, conocida hoy como Fort Leaton, que se convirtió en un centro de acopio para las mercancías que provenían de Chihuahua, México.
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Su padre, Juan Ochoa, también era comerciante y poseía un aserradero en Fort Davis, además de extensos bosques en la Sierra de Chihuahua.
Desde una temprana edad, Víctor Leaton Ochoa estuvo expuesto a las aventuras y desafíos de la vida en la frontera. Una de sus primeras experiencias memorables fue un enfrentamiento con un grupo de apaches, durante el cual se libró gracias a la valiente defensa de los 20 hombres que lo acompañaban.
Víctor Leaton Ochoa, un activista poco reconocido
Leaton Ochoa pasó su infancia en El Paso, Texas, y Las Vegas, Nevada. En 1889 obtuvo la ciudadanía estadounidense y, dos años después, comenzó a involucrarse en actividades políticas al convocar una reunión con 300 mexicanos residentes en El Paso. En ese encuentro abogó por salarios justos para los trabajadores, marcando así el inicio de su compromiso social.
Durante esta etapa, también desempeñó un papel clave en la formación de La Unión Occidental Mexicana, una organización que se dedicó a preservar el español como idioma entre los mexicanos de Texas, promover la moral y fomentar la fraternidad. Este grupo se convirtió en una plataforma política y social para la comunidad mexicana en Texas.
Además de sus actividades políticas, Ochoa organizó un grupo de hombres para luchar contra el régimen del presidente Porfirio Díaz, quien supuestamente había confiscado tierras de su familia en Chihuahua.
Ochoa cruzaba la frontera entre Texas y México con sus hombres, pero en una de esas incursiones, su pequeño ejército fue emboscado por las fuerzas de Díaz. Aunque se desconoce con certeza cómo logró escapar de un ejército tan poderoso, los archivos históricos sugieren que se disfrazó de soldado y huyó.
Sin embargo, su fuga no fue sencilla, ya que otro grupo de militares lo confundió con un desertor, desencadenando una nueva persecución que lo obligó a emprender una ardua travesía de más de trescientas millas.
El revolucionario perseguido
La fuga de Víctor Leaton Ochoa no pasó desapercibida para Porfirio Díaz, quien ofreció una recompensa de 50 mil pesos en oro a quien entregara a Ochoa, «vivo o muerto». Durante dos años, Ochoa se refugió en Fort Stockton, Texas, tratando de eludir a los cazadores de recompensas que buscaban su captura. Sin embargo, en 1893 fue arrestado bajo cargos de violar las leyes de neutralidad de Estados Unidos.
Nuevamente, Ochoa logró evitar la cárcel al ser absuelto de los cargos en su contra y regresó a la frontera. Allí, reunió a un grupo de hombres para continuar su lucha insurgente. Las autoridades mexicanas reanudaron la búsqueda de este incansable revolucionario, llegando incluso a su casa en Chihuahua.
A pesar de estar en la mira de sus perseguidores, Víctor Leaton Ochoa declaró a la prensa estadounidense que seguiría luchando por los derechos del pueblo mexicano y la caída de Porfirio Díaz. Ese mismo año, fue arrestado nuevamente, esta vez por los Texas Rangers en el condado de Pecos.
El gobierno de Estados Unidos lo acusó de organizar un ejército en su territorio con el propósito de invadir México, y en 1895, fue condenado por violar las leyes federales de neutralidad. Cumplió dos años de prisión en el condado de Kings, Brooklyn, Nueva York, y aparentemente perdió su ciudadanía estadounidense como consecuencia de sus actividades.
Un inventor con mucho ingenio
A pesar de las dificultades y la persecución constante que sufrió, Víctor Leaton Ochoa canalizó su ingenio y creatividad en la invención de dispositivos que marcarían su legado. Durante los años comprendidos entre 1901 y 1922, patentó una serie de inventos en varios países, demostrando su destacada capacidad innovadora.
Entre sus inventos más destacados se encuentra la llave inglesa ajustable y el freno eléctrico para tranvías, que vendió a la American Brake Co. en 1907. Además, desarrolló una pluma estilográfica que comercializó con éxito a la Waterman Co. y una pluma con clip para el bolsillo, que vendió a la American Pen and Pencil Co.
Pero quizá el invento más sorprendente fue el «Ochoa Plane», una aeronave con alas plegables que originalmente montó en una bicicleta. Para su desarrollo y producción, fundó la International Airship Company en Patterson, Nueva Jersey, y para entonces también era el presidente corporativo de Ochoa Tool & Machine Company.
Además de sus contribuciones en el ámbito de la aviación y la industria, Ochoa inventó el molino de viento, que en su época causó un gran impacto al convertir el aire en energía eléctrica mediante un dinamo. Sus baterías tenían una capacidad significativa, pudiendo almacenar suficiente electricidad para iluminar una casa o alimentar pequeños motores.
Una vida con muchos contrastes
A pesar de su éxito como inventor, Víctor Leaton Ochoa continuó enfrentando desafíos personales y sociales. Su participación en la minería en Sonora, México, lo llevó a asociarse con dos hombres que, en un giro de los acontecimientos, lo traicionaron y lo abandonaron en condiciones difíciles.
La última etapa de su vida se envuelve en misterio. Aunque se cree que falleció en Sonora, México, en 1945, la falta de certeza en los registros históricos hace que su destino final sea incierto. Lo que sí se sabe es que su esposa, Amanda Cole, nieta del pintor estadounidense Thomas Cole, conocido por su obra «El último de los mohicanos», estuvo a su lado.
La vida de Víctor L. Ochoa es una narrativa de lucha, persecución y creatividad. Su legado perdura en sus invenciones y en la memoria de aquellos que exploran las páginas de la historia. A pesar de haber sido un personaje en gran medida olvidado en México, su contribución a la innovación y su activismo político merecen ser recordados y celebrados como parte de la rica herencia de la Revolución Mexicana.
¿Has usado alguno de los inventos de este chihuahuense?
Fuentes: El Dictamen de Ojinaga, Infobae, El Heraldo de Chihuahua