En Tijuana se construyó el primer parque público realizado con desechos recolectados del arroyo Los Laureles, mismo que corre por dicha ciudad. Hasta antes de que organizaciones y sociedad civil pusieran manos en el asunto, ese cauce arrastraba anualmente miles de litros de agua de lluvia mezclada con desechos que tenían como destino áreas naturales del norte de México y sur de California, Estados Unidos.
Este problema de contaminación binacional ha provocado afectaciones en las playas y el medio ambiente en general, y puesto en riesgo sanitario a sus comunidades. Este parque hoy es un espacio recreativo del que disfrutan cerca de 65 mil residentes, de acuerdo a la organización COSTASALVAJE.
El proyecto requirió de varias etapas hasta que se concretó. Aún se espera más avance del mismo en los siguientes años. El primer paso fue en enero de 2021, cuando se instaló un sistema de retención de residuos en Tijuana. Ahí se recibió parte de los 11 millones de dólares en fondos otorgados por la fundación Benioff Ocean Initiative y por Coca-Cola. Estos agentes seleccionaron nueve programas en Asia, África, América del Norte y América del Sur enfocados en la limpieza de ríos, aquellos afectados por la crisis de plástico que se vive en el planeta.
Los resultados del proyecto denominado “Di no al plástico”, de COSTASALVAJE, pueden verse todas las tardes desde el Rancho Las Flores, en Tijuana. A casi un año del proyecto, las risas de decenas de niños jugando entre columpios hechos de llantas muestran la realidad de un esfuerzo de meses de recolección de basura. También se ve en uno de los desarenadores, donde en su lugar cada año quedaban enterradas diariamente hasta 300 toneladas de desechos (USEPA, 2015).
De las playas al espacio público de Tijuana
De acuerdo con la organización sin fines de lucro COSTASALVAJE, el problema es tan grande que “Los desechos plásticos y las llantas generadas en Tijuana se vierten de manera crónica e ilegal en los cañones y barrancos a lo largo del río Tijuana. Luego son arrastrados a las zonas costeras y eventualmente ingresan al océano Pacífico”.
El constante monitoreo de basura, agua contaminada y desechos que quedaban atascados en las laderas de ambos lados de la frontera de Tijuana y San Diego llevó a la organización COSTASALVAJE y a la comunidad de Tijuana a tomar acciones en el sitio. De ser un lugar de donde surgían malos olores y el lodo con basura adornaba la zona aledaña al cauce de Los Laureles, el día de su inauguración el pasado 29 de octubre de 2021 se convirtió en un parque con juegos infantiles digno para el disfrute de familias completas.
Así fue el inicio
El proyecto para frenar las toneladas de desechos que llegaban cada año a en ambos lados de la frontera comenzó apenas en enero de 2021. En el lugar se inauguró un sistema de retención de basura flotante y sumergida llamado Brute Boom, el cual cuenta con tubos de plástico sostenidos en rieles y en el que se invirtió 1 millón de pesos. Gracias a este sistema se logró la contención con redes de hasta 17 mil kilos de residuos sólidos.
Del lado mexicano, una comunidad afectada durante años por los desechos que llegaban de las partes altas de la segunda sección del cañón Los Laureles, se involucró y fue parte del proceso de limpieza del desarenador. Todo en menos de un año. Ellos contaron a NORO lo complicado de la situación antes de este proyecto, y cómo cada temporada de lluvias el temor de perder su hogar e incluso la vida era constante entre los vecinos de colonia, misma que se ubica a escasos metros de la línea fronteriza entre México y Estados Unidos.
“Un caos, una cosa triste. De hecho, hace más de 16 años se llevó un carro el arroyo y murió una muchachita. La recogieron allá en el otro lado”, relató Brígida Martínez Martínez. Los niños que habitan en las colonias alrededor de este arroyo de Tijuana también contaron cómo antes de la llegada del parque, ellos jugaban en zonas inapropiadas y que incluso hacían daño a su salud. Claro está que ellos no tenían conocimiento de esta afectación. Ángel, de apenas diez años de edad, explicó que él y sus vecinitos utilizaban una zanja llena de agua cuando llovía para pasar las horas de la tarde. “Jugábamos a pasar por las orillas del hoyo y el que se caía al agua perdía”, contó Ángel.
Clave involucrar a la comunidad
El proyecto, dijo COSTASALVAJE, no fue sencillo. Fue necesario involucrar a la comunidad no solo para recoger la basura, sino para separarla y entender nuevas formas de reciclaje no habituales en Tijuana. Estas eran indispensables para el funcionamiento sustentable del río y el parque. “Encontramos que en Tijuana no hay reciclaje. Hay recicladores que realmente no reciclan. Ellos acopian, juntan y lo mandan fuera del estado. Ni en Baja California Sur, hasta el centro del país”, señaló Fay Crevoshay, directora de Políticas Públicas de COSTASALVAJE.
El proyecto inició cuando el aislamiento causado por la pandemia era mayor. Esto impidió realizar foros para informar a la comunidad sobre lo que sucedía. La creatividad permitió informar e invitar a los ciudadanos. “El proyecto puede estar muy bonito, pero si la comunidad no se entera, […] no pasó nada”, dijo María del Rosario Norzagaray, coordinadora de la Frontera en COSTASALVAJE.
Entre las estrategias para atraer a parte de los 65 mil habitantes de la zona, estuvo vocear por medio de autos entre las calles de Los Laureles y Rancho Las Flores y colocar buzones informativos para conocer la opinión de los ciudadanos. Además, hablaron directamente con las personas para exponer el proyecto en puerta.
A finales de 2021, en el sitio se estableció una red de doce recuperadores de desechos. Ellos cuentan con equipo de protección y un salario establecido por recolectar y separar la basura. También orientan a otros sobre las consecuencias de tirar basura en la zona. Hasta hoy, en el proyecto han colaborado cerca de 10 mil personas de estas comunidades. El fin ha sido brindar un espacio digno a niños y adultos. “Cuando nosotros nos vayamos, el objetivo es que el proyecto no se caiga, y para que no se caiga tiene que ser autosostenible. Para eso tenemos que formar un proyecto productivo”, señaló Norzagaray.
El parque
Hoy, el parque ubicado a contraesquina de las calles Jazmines y Azucenas, en Tijuana, cuenta con tres juegos de pelotas, dos columpios hechos de llantas, una malla escaladora también creada con desechos de llantas recuperadas del arroyo, dos terrazas, jardineras y bancas para que los padres puedan vigilar de cerca a sus hijos. Se proyecta que para el año 2022, parte de las bancas que integran esta área verde sean construyan con botellas plástico de alta densidad donde usualmente se almacena shampoo y cloro. Igualmente, se planea incorporar una zona para que los niños jueguen futbol.
Los niños y las madres de familia relataron la emoción que sienten de ver este proyecto concretado, un sitio que por las tardes está lleno de menores. También cuentan cómo los columpios de llantas se han convertido en su atracción favorita. Ángel dijo que antes jugaba entre el arroyo. Ahora su juego favorito es subir a los columpios, una actividad que hacen hasta de tres niños a la vez. “Me gusta dar vueltas”, relató el pequeño.
Este parque, comentaron los habitantes de la zona, llegó después de meses muy intensos de pandemia, donde el aislamiento llevó a muchos niños a estar en casa utilizando aparatos electrónicos o conviviendo únicamente dentro de sus núcleos familiares. Muchos de llos, aseguraron los activistas, no tuvieron oportunidad de convivir con otros niños o realizar actividades al aire libre. Hoy el espacio es utilizado por adultos y niños.
Parque con diversión segura
En el sitio, el andar de los niños y las familias ha cambiado gracias al parque. Antes, relatan las madres de familia, los niños jugaban en bicicletas y al balón en medio de las calles, incluso dentro del arroyo. “Dije, ‘qué bonito, qué emoción’, porque los niños siempre estaban jugando en el arroyo, con el agua sucia o en la basura”, recordó Brígida Martínez Martínez, madre de tres hijos en la zona.
Quienes viven ahí, comentan que el parque, antes un terreno baldío junto a un pequeño sitio de taxis, hoy se llena de risas y gritos durante la tarde, cuando los niños bajan a jugar. Este es un sueño para muchas madres, quienes cuentan que sus hijos mayores no tuvieron esa oportunidad de esparcimiento en esta zona de bajos recursos y seriamente afectada por las lluvias. “Yo sentí una sensación muy bonita, una emoción de decir ‘qué suave, qué bonito”, contó Brígida a NORO.
Se espera que antes del 2022 inicie un proyecto de talleres de reciclaje para evitar que la basura se acumule en esta zona fronteriza. En 2010, COSTASALVAJE dirigió un estudio de residuos que determinó que el 33% de los desechos encontrados en el área eran plásticos y polietileno.
Un problema mayor
Durante noviembre de 2021, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos externó su preocupación sobre la contaminación de aguas de ambos lados de la frontera. Las autoridades hablaron del problema que existe en la cuenca del río Tijuana. También de un presupuesto de hasta 300 millones de dólares que aprobó el congreso de la Unión Americana para atender la problemática en los siguientes años.
Durante una reunión en la frontera norte de México entre el Administrador de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), Michael S. Regan, el embajador de los Estados Unidos de América, Ken Salazar, y el Jefe de la Unidad para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, Roberto Velazco, este último aseguró que el país también debía invertir, en los próximos 30 años, cerca de 12 mil millones de pesos para solucionar este problema.
Dicho monto se uniría a los 46 millones de dólares que los tres niveles de gobierno mexicano invirtieron entre 2019 y 2021 asignados para el saneamiento del río Tijuana y su contaminación de flujos de aguas residuales no tratadas. Esta contaminación afecta a comunidades de ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos, así como a sus ecosistemas.
En la revisión ambiental de la EPA, los proyectos para frenar la contaminación fueron destacados como un problema importante que debía tratarse. Para esto, ambos países debían invertir en mejorar la calidad de vida de la comunidad, así como el agua que por ahí corre. Esto es lo que se intenta en el cauce de Los Laureles y el parque creado a partir de sus desechos.
Medidas concretas para evitar contaminación binacional
Las autoridades consideraron importante invertir en la expansión de la planta internacional tratadora de aguas residuales de South Bay, operada por la Comisión Internacional de Límites y Aguas de los EE. UU. (IBWC, por sus siglas en inglés). También señalaron como opción el desviar y tratar el agua del río Tijuana; la reparación de partes del sistema de recolección en México para prevenir fugas de aguas residuales; mejor aprovechamiento de las aguas residuales tratadas en lugar de realizar descargas al río Tijuana; la instalación de más barreras de basura y la construcción de una nueva planta de tratamiento en San Antonio de los Buenos, en Tijuana.
Estos proyectos, sumados al apoyo de asociaciones civiles como COSTASALVAJE, mejorarían la calidad de vida de miles de personas en ambos lados de la frontera. Solo en Imperial Beach, en San Diego, y en parte de Tijuana, sufren el constante cierre de sus playas. Se han registrado, por lo menos, 200 días de cierres en el lado estadounidense, de acuerdo al alcalde Serge Dedina.
Las consecuencia de las aguas contaminadas no tratadas y los desechos que se arrojan en el lado mexicano a los cauces y zonas aledañas, provocan que los habitantes mexicanos vivan entre la basura y esquiven toneladas de desecho tras cada lluvia. “Recoger desde sillones, bolsas de basura. Nos ha tocado recoger llantas, portabebés… A mí me tocó recoger partes de carros, de personas que tienen cerca su taller”, recordó Brígida Martínez Martínez, quien ha vivido doce años en la colonia Los Laureles.
El futuro
Hoy, más personas en ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos notan lo serio de los desechos, sobre todo plásticos. Especialmente en los arroyos que mandan al mar esta basura. De ahí que la creación del parque muestre no solo cómo afectan esos desechos, sino que también ha creado un modelo de negocio para el reciclaje y reutilización de basura. “Hacer talleres donde ellos aprendan a darle un reuso a eso que creían que era basura y vean que les puede servir para equipar su parque”, explicó María del Rosario Norzagaray sobre los proyectos a impulsar el siguiente año.
Desde el Rancho Las Flores, la comunidad espera que se otorgue una segunda oportunidad a los materiales. Así estos no terminarán en el cauce del arroyo y, a la vez, se generen empleos estables a partir del manejo de residuos. Todo esto con un salario digno que provea un espacio limpio a las miles de personas que viven ahí.
“Somos el planeta azul. El mar hace 85% del oxígeno de la tierra. A todos les incumbe el mar. Hay una ventana de oportunidad en esto de reciclar el plástico, reusarlo y poco a poco empujar a que se legisle, prohibiendo el uso de plástico nuevo, plástico virgen”, recordó, Fay Crevoshay, directora de Políticas Públicas de COSTASALVAJE. Los vecinos dijeron estar emocionados por la creación de nuevas aulas para más talleres donde se aprenda más el manejo de desechos. Estas ya se proyectan para el año 2022, así como la creación de un espacio para que los niños jueguen futbol, otra de las actividades favoritas de los menores. Así lo señaló el pequeño Ángel que asiste a tercero de primaria en Tijuana.
