Con el regreso a la vida diaria sin el uso obligatorio de cubrebocas desde el 14 de octubre en México, se extiende al país el nuevo “síndrome de la cara vacía” o mask fishing
Tras la costumbre del uso del cubrebocas de manera obligatoria, dejar de usarlo puede suponer un reto para algunas personas. En este sentido, ya se habla del “síndrome de la cara vacía”, o mask fishing, un fenómeno psicológico en el que la persona no quiere dejar de usar el cubrebocas por temor a contagiarse o por inseguridad respecto a su apariencia.
El síndrome de la cara vacía afecta principalmente a los adolescentes, ya que están pasando por una etapa de muchos cambios y son más susceptibles a lo que las personas puedan pensar de ellos; o bien, a personas con antecedentes de ansiedad o dismorfia corporal para las que el cubrebocas es una protección psicológica evidente ahora que su uso no es obligatorio.
¿Por qué surge el síndrome de la cara vacía?
La pandemia aún no ha terminado, según la Organización Mundial de la Salud, y, por lo tanto, es natural aún tener miedo a contagiarse.
Por otro lado, la inseguridad respecto a la apariencia pudo haberse aliviado con el uso de la mascarilla, especialmente en adolescentes y personas con antecedentes de ansiedad o dismorfia corporal, para las cuales el cubrebocas las protegía no solo del COVID-19 sino también de lidiar con sus propios padecimientos psicológicos.
Además, el uso de la mascarilla conlleva otros beneficios para la salud, por ejemplo, un menor número de infecciones respiratorias, principalmente gripe, o en la piel, ya que funciona como una barrera protectora no solo del virus del COVID-19, sino de todo tipo de virus o bacterias que puedan transmitirse vía aérea o por contacto con el rostro.
Sin embargo, el cubrebocas también supone una mayor dificultad para respirar que en ciertas actividades como hacer ejercicio cardiovascular o levantamiento de pesas se acentúa. También disminuye la efectividad de la comunicación humana al obstruir el paso del sonido y la visibilidad de las articulaciones verbales y los gestos con el rostro.
¿Cuándo acudir al especialista?
Si la persona que experimenta este síndrome empieza a tener dificultades para realizar sus actividades cotidianas, ya sea porque le genera ansiedad social no traer cubrebocas, o simplemente porque quisiera dejar de usarlo pero no puede, es recomendable acudir con un especialista en salud mental para que evalúe el caso.
Si fuera necesario, existen diversas terapias psicológicas que pueden ayudar con los pensamientos irracionales en torno a no usar el cubrebocas o mostrar el rostro en público.
En portales y blogs de salud también pueden encontrarse recomendaciones para lidiar con el nuevo síndrome de la cara vacía o mask fishing.
Fuentes: Docencia Rafalafena, ABC, Educación tres punto cero
