En el noroeste de México, existe una tradición única para recibir el inicio de un nuevo año: bailar el «corrido de Año Nuevo»
Daniela Valenzuela / NORO
Una de las tradiciones más significativas de México, y del mundo entero, es la llegada del Año Nuevo, un momento cargado de esperanza, renovación y celebración.
En cada región, estado o país, existen tradiciones y costumbres particulares para recibir este esperado día, haciendo que cada lugar lo celebre a su manera, con sus propios toques culturales.
En México, y particularmente en los estados del noroeste del país como Sonora y Chihuahua, la bienvenida al Año Nuevo tiene una tradición muy especial: el «Corrido de Año Nuevo».
Esta costumbre inicia inmediatamente después del conteo regresivo que marca la llegada del nuevo año, cuando la música del tradicional corrido comienza a sonar en las celebraciones.
El origen del Corrido de Año Nuevo
Se sabe que el famoso «Corrido de Año Nuevo» tiene sus raíces en una polka, aunque con el tiempo ha sido reinterpretado en diferentes estilos musicales, destacando su adaptación con banda, que es ampliamente popular en el noroeste de México.
Curiosamente, esta tradición tiene un vínculo histórico con la canción escocesa «Auld Lang Syne», considerada un himno para despedidas significativas.
Según fuentes como Wikipedia, la letra de esta canción es un poema escrito en 1788 por el poeta escocés Robert Burns, que más tarde se musicalizó para convertirse en una melodía emblemática en Escocia, utilizada principalmente en funerales y, de manera especial, para despedir el Año Viejo.
Con el paso de los años, esta melodía traspasó fronteras y se transformó en distintas culturas, adaptándose a los contextos locales.
En México, particularmente en el norte, el «Corrido de Año Nuevo» tomó esta esencia y la convirtió en una celebración llena de vida y alegría, dejando atrás su tono solemne para transformarse en un símbolo de esperanza, unión y fiesta.
Aunque sus orígenes sean lejanos, la esencia del corrido se ha fusionado perfectamente con la identidad mexicana, destacándose como un elemento único en las festividades de Año Nuevo en el noroeste del país.
El Corrido de Año Nuevo en el noroeste
Este «Corrido de Año Nuevo», con su característico ritmo alegre y contagioso, ha trascendido como una tradición emblemática del noroeste de México.
Pasando de generación en generación, se ha arraigado profundamente en las familias y comunidades que lo celebran, convirtiéndose en mucho más que un simple baile.
Representa un acto simbólico lleno de emoción, unión y esperanza, una forma especial de conectarse con las raíces culturales y celebrar el inicio de un nuevo ciclo con alegría y energía positiva.
Aunque la melodía no tiene letra, su sonido evoca entre los habitantes del noroeste una mezcla de nostalgia y felicidad al despedir el año viejo y recibir el nuevo.
Según la tradición, no basta con escucharla: el corrido debe bailarse hasta el final, sin detenerse, como un ritual que garantiza comenzar el año con las mejores vibras. Algunos incluso aseguran que para atraer prosperidad, es necesario bailarlo los primeros tres días del año, el 1, 2 y 3 de enero.
A lo largo de los años, esta melodía se ha consolidado como un pilar de las celebraciones decembrinas, trascendiendo su propósito inicial para convertirse en una verdadera expresión cultural.
Más que un acto de diversión, el «Corrido de Año Nuevo» simboliza el cierre de un ciclo y la bienvenida de uno nuevo, cargado de esperanza y buenos deseos. Su influencia no solo se refleja en las fiestas, sino también en la identidad y la unión de quienes lo bailan con orgullo y entusiasmo cada año.
Con información de Unison y El Sol de Hermosillo.