Desde el noroeste, dos jóvenes diseñadoras están demostrando que la moda mexicana no solo se teje en las grandes ciudades.
Grecia Bojórquez/ NORO
En México, hablar de moda suele remitir a la Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey. Pero la mirada está cambiando, pues ahora desde el noro emergen voces jóvenes que apuestan por contar historias distintas. Entre ellas destacan Azucena Soto y Karime Rosales, dos diseñadoras estudiantes de moda en Ciudad Obregón, Sonora y que hoy abren camino desde su región.


“Al pensar en la moda mexicana, un referente siempre es la moda centralista pero no es todo México. Sí siento que hay estéticas culturales muy diferentes del norte al sur”, afirma Azucena, evidenciando que es necesario mirar hacia territorios donde la moda apenas comienza a tomar fuerza.
Su paso por la New York Fashion Week el pasado 13 de septiembre de este año no fue un fin en sí mismo, sino una confirmación de que el noroeste también puede dialogar con la moda global.
Karime y Azucena, diseñadoras desde la frontera
El trabajo de Azucena y Karime parte de un mismo territorio, el del norte como espacio de resistencia, migración y memoria. Ahí encuentran inspiración para proponer siluetas y narrativas que no se ven en los circuitos centralistas.
“Me inspiré en la cultura del pachuco, en la silueta clásica del traje sud… básicamente lo reinterpreté a mi estilo y le agregué un twist de lo norteño. Por ejemplo, mi look lleva un sombrero, que para mí es parte de crecer en Sonora”, explicó a NORO Azucena, originaria de Ciudad Obregón, sobre su diseño para la Semana de la Moda en Nueva York de este año.

Ambas llevaron su visión creativa a un escenario internacional gracias a la convocatoria del colectivo Beyond Walls. El tema fue Borders and Barrios, un concepto que conecta con la migración, la frontera y las identidades híbridas que se forman en ese tránsito. Ahí encontraron un espacio para resignificar su propia experiencia desde el noro.

Karime, originaria de Mexicali, Baja California, reinterpretó la identidad chicana y los objetos cotidianos que mantienen vivas las raíces mexicanas al otro lado de la frontera: “Me inspiré mucho en las fotos familiares, las servilletitas de crochet, los símbolos religiosos. Todos esos elementos que solemos ver en nuestras casas y que representan esta fe compartida”.
Desde la mezclilla hasta los símbolos que evocan familia, ambas diseñadoras materializaron la frontera como espacio creativo, no solo como límite.
La moda y la resistencia desde lo local
Para ellas, diseñar en Sonora implica dificultades como falta de visibilidad, escasez de plataformas y el peso de un sistema que empuja a migrar a ciudades centrales para “ser vistos”. Sin embargo, Azucena y Karime se aferran a crear desde donde están.
“Sí, básicamente es hacer ruido y decir que aquí en el noroeste también estamos haciendo moda, porque no somos las únicas. Qué mejor que una plataforma como el New York Fashion Week para poner en alto el nombre de Sonora”, enfatizó Azucena.

Ambas insisten en que la moda del norte todavía está “apenas naciendo”. Por eso, más allá de sus logros individuales, buscan abrir un camino colectivo para que más jóvenes puedan contar sus historias desde el territorio que los forma.
“Yo creo que una diferente perspectiva con todos estos elementos se va creando una tierra muy única, muy diferente, y es una nueva visión a lo que solemos ver como la moda centralista”, complementa Karime.
Soñar, crear y tocar puertas desde Sonora
En cada pieza que diseñan está la memoria de sus familias y de la vida en el noro. Azucena lo contó con claridad: “Agregué una tejana con dos rosas. Una grande simbolizando a mi abuela, y una pequeña simbolizándome a mí, como este recorrido en el que me acompañó cuando estuvo conmigo, guiándome a lo que soy”.

Karime, por su parte, construyó una chaqueta de mezclilla con bolsillos para guardar fotografías: “Lo que quise representar era esto de siempre traer contigo tus raíces, como un altar portátil que te recuerda quién eres, estés donde estés”.
Estas historias son un manifiesto de que la moda del noro no busca imitar, sino contar desde lo propio, con un lenguaje que nace del desierto, la frontera y la vida familiar del norte.

Ambas tienen clara la idea de que descentralizar la moda es posible cuando se diseñan piezas que cargan con identidad y cuando las nuevas generaciones apuestan por visibilizar su tierra. Como dice Karime a otros jóvenes que sueñan con llevar su talento más allá: “Simplemente hacerlo, intentarlo, hasta que conectes con las personas correctas que vean tu trabajo”.
Y Azucena coincide: “Disfrutar el proceso más que pensar en el final. Nadie va a conseguir tus sueños por ti, tú tienes que luchar por ellos”.










