La controversia sobre el impacto ambiental de la inteligencia artificial creció tras los incendios en Los Angeles. Aunque ChatGPT no es responsable directo de los desastres, su alto consumo energía y agua generó críticas y lo vinculan a la crisis climática actual.
Ricardo Amador/NORO
En medio de los incendios forestales que han arrasado más de 29 mil hectáreas en Los Ángeles, destruyendo miles de edificios y desplazando a más de 180 mil personas, un inesperado culpable surgió en redes sociales: la inteligencia artificial, y en particular, ChatGPT.

Activistas, usuarios y figuras públicas vinculan la creciente crisis climática con el impacto ambiental de las tecnologías de inteligencia artificial, generando un debate sobre su responsabilidad indirecta en los desastres naturales.
Los incendios más grandes, como el de Pacific Palisades, se intensificaron por una escasez temporal de agua. Martin Adams, exgerente del Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles, aclaró que los sistemas municipales no están diseñados para combatir incendios de esta magnitud y velocidad, desmintiendo teorías de que el agua había sido desviada hacia centros de datos. Sin embargo, el debate no gira únicamente en torno a la infraestructura local.
La conversación ha puesto de relieve cómo la inteligencia artificial, incluida ChatGPT, consume enormes cantidades de agua y energía para su operación. Las estimaciones indican que entrenar un modelo de IA como ChatGPT puede requerir millones de galones de agua para enfriar los servidores. Esto, sumado a la alta demanda de agua en California debido a la sequía, alimentó críticas sobre el impacto ambiental de estas tecnologías.

¿Qué tan grande es el impacto ambiental de ChatGPT?
Diversos estudios revelaron cifras preocupantes sobre el consumo de recursos por parte de ChatGPT. Por ejemplo, generar un correo electrónico de 100 palabras utiliza el equivalente a una botella de agua y la energía necesaria para encender 14 bombillas LED durante una hora.
A gran escala, si 16 millones de personas usaran ChatGPT semanalmente durante un año, se requerirían más de 435 millones de litros de agua y más de 121,000 megavatios-hora de electricidad.

Este impacto se amplifica con el crecimiento exponencial de la IA; según la Agencia Internacional de Energía, para 2026, el consumo energético de los centros de datos y tecnologías relacionadas con la IA podría superar al de Japón.
Este uso intensivo de recursos se suma al cambio climático, intensificando fenómenos como las sequías y los incendios forestales.
Activismo en redes: el llamado a frenar el avance de la IA
La viralización de publicaciones como la del activista Matt Bernstein avivó el debate. En su publicación, que acumuló cientos de miles de interacciones, Bernstein señaló: “No necesitamos arte de IA, listas de compras de IA ni autos autónomos. Necesitamos la Tierra”.
Estas declaraciones, respaldadas por estadísticas que evidencian el alto costo ambiental de la IA, llevaron a algunos usuarios a pedir una prohibición total de estas tecnologías.

Aunque los incendios en Los Ángeles no fueron causados directamente por ChatGPT, el desastre sirve como un recordatorio visceral del costo ambiental de estas herramientas.
Las críticas no solo se dirigen a los creadores de tecnología, sino también a los usuarios, instando a la reflexión sobre el uso responsable de la IA.
Un futuro incierto para la tecnología y el medio ambiente
La controversia en torno a ChatGPT y los incendios de Los Ángeles subraya un dilema más amplio: cómo equilibrar el avance tecnológico con la sostenibilidad ambiental.

A medida que los efectos del cambio climático se vuelven más evidentes, expertos y activistas coinciden en que es importante reducir el impacto ambiental de las tecnologías emergentes.
Mientras tanto, los incendios en Los Ángeles continúan arrojando humo, no solo al cielo, sino también sobre el debate ético y ambiental que rodea al futuro de la inteligencia artificial.
¿Ves la relación entre el uso de la IA y los incendios de Los Angeles?
Fuentes: Daily Dot, Mashable, The Cut