La Ballena del Desierto
En 1960 con la publicación de las crónicas ilustradas de sus aventuras en Baja California, el explorador Erle Stanly Gardener hace una afirmación para su época inaudita: “las ballenas del desierto” hablan, se comunican entre sí. En 1956 había realizado junto al famoso médico Paul Dudley White una expedición al poco explorado Desierto Central de Baja California, con el ingenioso y malogrado objetivo de realizar la grabación del latido del corazón de una ballena. Para ello, habían seguido —casi un siglo después— el rastro de Scammon hasta la laguna que en el mundo anglosajón llevaba su nombre: Ojo de Liebre.