Daniela Plascencia, artista plástica sonorense, mantiene vivas las artesanías del estado

Nacida en el Valle del Yaqui en 1993, Daniela Plascencia revaloriza de manera más integral la cultura de alfarería en las etnias indígenas de Sonora a través de pintura y diferentes técnicas de escultura.

Daniela Plascencia Espinoza es una artista plástica de 31 años que se ha dedicado a la cerámica en Hermosillo desde hace una década. Egresada de la Licenciatura en Artes Plásticas de la Universidad de Sonora,se ha propuesto aprender de toda su trayectoria ancestral sonorense para crear artesanías, respetando las tradiciones de las culturas mayo y yaqui en sus procesos creativos.

La historia de Daniela Plascencia con la arcilla sonorense

Daniela entró al mundo del arte desde su infancia, el cual fue su medio de comunicación debido a que tuvo problemas de lenguaje en la niñez. Cuando no recordaba la pronunciación de una palabra, cosa o animal, optaba por dibujarlo.

La artista menciona que en un principio ella quería ser pintora e inicialmente estudió en la Universidad de Sonora con ese objetivo. Sin embargo, comenta que la arcilla le abrió otro mundo de posibilidades y sentía que su forma de expresarse no se veía diluida en la cerámica.

Gracias a un cambio radical en su vida, la artista sonorense presentó sus obras en varias partes de México, así como en Nueva York, Estados Unidos. Fue así como cada vez más personas comenzaron a conocer su trabajo y realizarle pedidos hasta llegar al punto que se convirtió en impresora.

Proceso artístico y étnico de Daniela Plascencia

A través de sus creaciones, Daniela fusiona tradición e innovación, llevando consigo la esencia del monte de Sonora. Su arte muestra la conexión profunda con el entorno y las culturas que lo habitaron. Asimismo, comparte a través de sus obras la riqueza cultural de Sonora y la cosmovisión que la impulsa.

La artista menciona que ella va a recoger arcilla al monte antes de trabajar. Para esto, ella se fija en un mapa donde haya presencia de arroyos o ríos y, donde se vea como desértico en las vetas, la primera capa que se muestra al acercarse a los ríos suele ser arcilla. Ha asistido al río San Miguel para recolectar arcilla, y a Álamos, el cual describe como un banco gigante de arcilla de hierro.

Una vez que tiene la arcilla para trabajar, Daniela tiene un proceso creativo muy similar al de la cultura yaqui, en la que se encargan de amasar la arcilla hasta lograr una masa homogénea que se utilizará para moldear la pieza. Las piezas son creadas a mano, utilizando técnicas como el pinching y el alisado. Luego, las piezas son secadas y cocidas en hornos exteriores, utilizando leña como combustible, situación que Plascencia respeta al cien por cierto.

Daniela es una artista que invita a las nuevas generaciones a inspirarse en sus raíces, a que sean curiosos con las tradiciones y culturas de su origen, que pregunten historias a sus abuelos, papás porque nunca sabrán qué les pueden traer para su arte.