Isadora Rodríguez: mujer rarámuri se convierte en bicampeona en Maratón Jebla

Isadora Rodríguez González, de 46 años de edad se coronó como la campeona en el maratón internacional de 42 kilómetros.

La corredora Isadora Rodríguez, de la comunidad rarámuri, obtuvo el primer lugar en el “Maratón Jebla 2023” realizado en Ciudad Victoria, Tamaulipas con un tiempo de 03:58:00 en vestido y huaraches.

Isadora Rodríguez González, de 46 años de edad se coronó como la campeona en el maratón internacional de 42 kilómetros, la semana pasada, donde compitió contra atletas profesionales de diferentes países del mundo que portan equipo especial.

Tras finalizar el maratón, Isadora informó que se prepara caminando en el monte, mientras cuida chivas y agregó que tiene al menos 24 años compitiendo en este tipo de eventos.

Cabe destacar que, no es la primera vez que Isadora Rodríguez González corre el “Maratón Jebla”, pues en la edición del 2022 también se coronó campeona y enalteció a la comunidad rarámuri, como Chacarito y Churo en el Ultramaratón de California.

El “Maratón Jebla 2023” se llevó a cabo el pasado 9 de octubre, en el que Isadora derrotó a otras competidoras, quienes usaban equipo especial para correr y se llevó el primer lugar en la categoría General.

¿Quién es Isadora Rodríguez?

Isadora Rodríguez González es una corredora rarámuri, de 46 años de edad originaria de la Sierra Tarahumara, en el estado de Chihuahua, quien ha adquirido popularidad deportiva gracias a su entusiasmo para competir.

Además de su indumentaria para correr, Rodríguez destacó en el “Maratón Jebla 2023” por su velocidad y su resistencia, como ya se mencionó, la oriunda de Chihuahua repitió como campeona, ya que el año anterior también fue ganadora de la competencia deportiva.

Los rarámuris tienen un grupo de corredores destacados ‘de pies ligeros’, entre los que destacan Lorena Ramírez y Silvino Cibesare.

Rarámuris: campeones en ultramaratones

De complexión delgada, de no más de 170 centímetros de alto, piel morena y gruesa, con brazos y piernas largas, en general, con cuerpo atlético. Esa fue la descripción de un par de concursantes que representaron a México en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam en 1928 que, al terminar un maratón de 42 kilómetros, se quejaron afirmando que el circuito era muy corto, sin embargo, no se trataba de deportistas entrenados, sino un par de indígenas de un pueblo nativo de Chihuahua: rarámuris, o en español “corredores de pie”.

La mayor parte de ellos se dedican al cultivo de maíz y frijol para autoconsumo, además de que suelen tener pequeños rebaños de chivas, cabras u ovejas que tienen que pastorear entre las montañas y que, en ocasiones los hacen correr varios kilómetros al día entre senderos apenas dibujados en la sierra y al borde de riscos.

Además, se divierten jugando carreras de bola, en las cuales una pelota dura, hecha de madera es pateada y el juego consiste en ver quién la alcanza primero, en este juego conviven hombres, mujeres y niños, y generalmente hacen una apuesta en forma de alimento que todos comparten, sin importar quién ganó o quién perdió; en una carrera de bola se pueden correr hasta 90 kilómetros.

Los rarámuris también conocidos como tarahumaras, son uno de los pueblos que más sigilosos se han mantenido, evitando el contacto con los “chabochi”, así es como llaman a los que no pertenecen a la comunidad, cuyo significado es “aquellos que causan problemas”, y por el contrario, rarámuris significa “aquellos que huyen de los problemas”.

Desde que son niños aprenden a desplazarse a pie, llegando a todos lados caminando o corriendo, pues para ellos es un medio de supervivencia, incluso algunos pequeños llegan a caminar varias horas para ir a la escuela o al pueblo o simplemente ayudando a cargar a los hermanos más pequeños.

Con información de Xataka, Excelsior, Animal Político, Nmas, am