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Joaquín Velázquez, el niño mexicano que movía cosas con la mente

El caso de Joaquín Velázquez fue un enigma tanto para la iglesia como para la policía en la década de los treinta. Su habilidad sobrenatural fue presenciada por reporteros del periódico La Prensa. Conoce la historia en la nota.

Niño Joaquín Velázquez. Foto: Miguel Casasola. Vía Mediateca INAH

En los primeros días de mayo de 1938, Guillermo Gil, reportero de La Prensa, se dirigió a la colonia Portales, donde se rumoraba que un niño poseía poderes extraordinarios. Joaquín Velázquez, con su sola presencia, podía mover objetos pesados, hacerlos volar o atraerlos hasta sus pies.

Gil, acompañado por el reportero gráfico Miguel Casasola, acudió a la delegación de policía en busca de información sobre el niño con telequinesis. Aunque los datos no fueron concluyentes, lograron localizar una botica donde una enfermera los condujo a la casa del “niño milagroso” en la calle Héroes de Churubusco, número 48.

El registro de los ‘poderes telequinéticos’ de Joaquín Velázquez

Según la crónica publicada en La Prensa el 5 de mayo de 1938, la madre de Joaquín fue quien los recibió. Gracias a la enfermera, los reporteros pudieron entrar a la modesta vivienda, en la que, según el reportero, las ventanas no tenían vidrios ya que se rompían al paso del niño.

Tras presentarse como reporteros y explicar sus intenciones de entrevistar al más joven de la familia, la madre de Joaquín inicialmente temió mostrarles a su hijo. Fue solo hasta que el padre, Baldomero Velázquez, intervino que la madre accedió a la entrevista.

Antes de presentar a Joaquín, sus padres compartieron experiencias de los eventos donde su hijo utilizó su poder sobrenatural. Relataron cómo una vez, al enojarse porque una vecina insultaba a su madre, Joaquín provocó una “lluvia” de piedras contra la mujer. En otra ocasión, atrajo unas monedas que necesitaban para hacer unas compras. Sus padres también se quejaban del desorden que Joaquín dejaba a su paso: vidrios rotos, trastes tirados y muebles desplazados, todo causado por su extraño poder.

Joaquín admitió no saber cómo funcionaba su habilidad, aunque recordó claramente haber deseado que llovieran piedras sobre la casa de la vecina que insultaba a su madre. Sin darse cuenta, los periodistas y los entrevistados se vieron rodeados de curiosos vecinos que confirmaron lo relatado. Además de los testimonios, los reporteros querían presenciar uno de los actos “milagrosos” de Joaquín. Para su sorpresa, atestiguaron varios. Mientras Casasola fotografiaba trastes en el suelo de la cocina, comenzaron a escuchar una lluvia de piedras sobre el tejado. Finalmente, el niño demostró su poder una vez más haciendo volar el sombrero del reportero varios metros antes de caer a sus pies.

Joaquín Velázquez. Foto: Miguel Casasola. Vía Mediateca INAH

El poder sobrenatural de Joaquín Velázquez no es el único caso documentado de telequinesis. Un ejemplo famoso es el de Nina Kulagina, una mujer rusa cuyo poder, durante un estudio científico, resultó en la muerte de un animal. La crónica de Guillermo Gil también menciona otros tres casos similares en Austria, Italia y Francia, revelados por autoridades eclesiásticas.

En sus últimas líneas, Gil asegura a sus lectores: “No hay nada en él fantástico que sea de nuestra cosecha, y de lo que relatamos es lo cierto“. Reflexionando, añade que Joaquín tuvo la suerte de vivir en tiempos de progreso, “porque si estuviésemos en la tenebrosa época de la Inquisición, Joaquín ya estaría a estas horas en ella”.

Pero la historia no terminó ahí, sino que se volvió aún más interesante. El reportero Miguel Gil y el fotógrafo Miguel Casasola, acompañados de otros testigos, regresaron a la casa de Joaquín para poner a prueba sus poderes. Los presentes entintaron las manos de Joaquín para garantizar que durante la demostración nunca las usara. Lo sentaron frente a una mesa y le pidieron que la levantara sin tocarla para poder fotografiarlo.

Antes de la prueba, el fotógrafo se colocó frente a la mesa, otras personas se posicionaron a la derecha del niño, el reportero Miguel Gil a la izquierda y otros testigos en distintos puntos del patio de la casa de Joaquín, asegurándose de cubrir todos los ángulos con sus miradas.

Delante de los ojos de todos, Joaquín elevó la mesa sin usar las manos, codos o piernas. Las fotografías quedaron como testimonio para la posteridad de este momento de desencuentro entre la ciencia de la razón y las fuerzas inexplicables que movían objetos sin tocarlos.

Joaquín Velázquez levantando una mesa. Foto: Miguel Casasola vía Mediateca INAH

¿Ya conocías la historia de este niño con habilidades telequinéticas?

Alejandra Jiménez

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