En Sínaloa sí espantan: 4 grandes leyendas del Panteón de San Juan, en Culiacán

Cuentan los que saben que entre las miles de historias se encuentran cuatro grandes leyendas del Panteón de San Juan: La Novia de Culiacán, La Guardiana, la tumba más antigua y los dos amigos que se emborrachan

Una de las tradiciones de Sinaloa es conocer las leyendas del Panteón de San Juan, ubicado en Culiacán, y que desde 1844 cuenta muchas historias de miedo que son parte impregnada de este lugar.

Conocido por su antigüedad, sus fantasmas y sus historias, las leyendas del Panteón de San Juan son un clásico en la cultura de Sinaloa, el más antiguo de Sinaloa, que se caracteriza por muchas tumbas abandonadas.

Las 4 grandes leyendas del Panteón de San Juan

Cuentan los que saben que entre las miles de historias se encuentran cuatro grandes leyendas del Panteón de San Juan: La Novia de Culiacán, La Guardiana, la tumba más antigua y los dos amigos que se emborrachan.

Conocida como Lupita, La Novia de Culiacán sale todos los domingos de 9 a 9:30 de la noche y camina hasta Catedral. Ella regresa hasta las 4 de la mañana, según relata Juan Manuel Leyva, velador del Panteón San Juan. Es, sin duda, la gran leyenda que alberga el cementerio.

Según relata el velador del panteón, este lugar alberga almas pacíficas que salen incluso a dialogar con sus vecinos de tumba.

La Guardiana es una niña de alrededor de 10 años, quien falleció luego de ser atropellada hace muchos años. Juan Manuel Leyva dice que la niña recorre algunas partes del panteón, sin embargo, al ser pequeña se cansa. “Está chiquita, va y viene, me acompaña, pero no mucho porque se cansa, pero es muy linda niña”, afirma el velador.

Otra de las leyendas del Panteón de San Juan es la de los fantasmas de dos amigos que salen a emborracharse y reír a carcajadas, incluso truenan las botellas de cerveza en el suelo, algo que, afirman, es perceptible para quienes ahí están.

También, una leyenda que retumba en Culiacán es que en el cementerio existe la primera tumba del Panteón San Juan que ya no tiene nombre ni fecha, pero que, según Leyva, es de un español que fue enterrado poco días después de la inauguración del lugar.

En la tumba se encuentra una silla de madera que tiene más de 100 años en el mismo sitio. La leyenda dice que si alguien mueve la silla por las noches, esta regresa a su lugar, pues no debe ser de nadie más.

Fuente: El Sol de Sinaloa/El Debate