Nacida en Afganistán, Nadia Nadim logró salir de un país tomado por el régimen Talibán, llegando a Dinamarca para cambiar por completo su historia: se refugió en Dinamarca, cambió su nacionalidad y se convirtió en una exitosa futbolista que, además, se graduó de la carrera de medicina a la par de su trayectoria como jugadora
Dentro del mundo del futbol existen muchas historias de vida que no suelen contarse o a las que no se les presta mucha atención, pero que son parte importante de los y las jugadores pues forjan su identidad y la manera en que se presentan en el campo de juego. Además, al tratarse de figuras públicas, en muchas ocasiones inspiran a los aficionados al convertirse en una esperanza de alcanzar una mejor vida, tal como lo hizo Nadia Nadim, quien es refugiada, médico y futbolistas profesional.
¿Quién es Nadia Nadim? Su historia comienza en el Emirato Islámico de Afganistán
Un 2 de enero de 1988, Nadia Nadim nación en la Ciudad de Herat, Afganistán, donde desde muy pequeña tuvo que afrontar la dura realidad de su país al tener un padre con el cargo de general en el Ejército Nacional Afgano, quien fue secuestrado y asesinado por el régimen talibán cuando ella tenía tan solo doce años.
Tras ese suceso, Nadia Nadim y sus cuatro hermanas, guiadas por su madre, emprendieron un viaje donde huyeron de Afganistán en busca de una mejor vida para ellas. Con la ayuda de un traficante lograron llegar hasta Pakistán, donde posteriormente utilizaron pasaportes falsos para llegar a Italia; las seis mujeres se escondieron en un camión e hicieron su llegada a Dinamarca, donde solicitaron ayuda y fueron alojadas en un campamento para refugiados en el país nórdico.
La pasión por el futbol cambió por completo su vida y se convirtió en una parte importante de su identidad
A pesar de encontrarse en un campo de refugiados, Nadia Nadim relató que esa fue una de las épocas más felices de su vida, pues había encontrado junto a su familia una paz que no había sentido cuando el sonido de las armas de fuego y el miedo quedaron atrás: en ese momento era una adolescente normal que tenía amigos, iba a la escuela y no existía la preocupación de una constante guerra.
En ese momento, descubrió una pasión que terminó por cambiarle la vida: el futbol. Contó que el deporte fue de gran ayuda para poder desenvolverse en ese ambiente, hacer amigos, conocer nuevos idiomas y lograr que su estadía fuese más simple, pues a pesar de las peleas que llegó a tener debido a comentarios racistas, eso también le ayudó a forjar un carácter que trasladó al terreno de juego.
Obtuvo la nacionalidad danesa cuando cumplió la mayoría de edad y desde ese momento se ganó la oportunidad de jugar de manera profesional; sin embargo, un nuevo obstáculo llegó a su vida pues la FIFA no le permitiría jugar con la Selección de Dinamarca debido a reglas que establecía la Federación respecto a las personas naturalizadas. Aun con esta situación, Nadia Nadim y sus abogados lucharon por su derecho de participar en dicho equipo, logrando que su caso fuera considerado como especial y finalmente en 2009 se convirtió en la primera jugadora de la selección danesa es vestir el uniforme como nacionalizada.
Desde ese momento, forjó una destacada carrera con equipos como el PSG, con quienes además ganó el campeonato de la Division 1 Fémenine en la temporada 2020-21. Ha tenido participación también en otras instituciones: Fortuna Hjørring, Sky Blue, Portland Thorns, Machester City, Racing Louisville FC y A.C. Milán, camiseta que defiende en la actualidad.
Además de ser futbolista profesional, Nadia Nadim es médico y tiene su propia clínica
La historia de Nadia Nadim es sobresaliente en el deporte, pero también fuera de la cancha, pues a la par del futbol, estuvo cursando la carrera de medicina por la Universidad de Aarhus (de manera remota durante algún tiempo). Comenzó siendo asistente de cirugía y en 2020 y tan solo dos años después logró graduarse. En la actualidad, tiene su propia clínica de medicina estética llamada Nadim Clinic, la cual está ubicada en Dinamarca y es a lo que piensa dedicarse cuando sus días como futbolista den fin.
