La “capilla del diablo” quedó abandonada en el lugar y hasta el momento no hay quien no reconozca la forma y figura de la construcción en lo alto del cerro, debido a la leyenda que la envuelve.
Entre las historias con las que cuenta el municipio de San Ignacio, Sinaloa, hay una leyenda que se ha convertido en la memoria colectiva de sus pobladores en uno de los mayores misterios que rodean a la ciudad, conocida como la capilla del diablo.
Dicha campiña se ubica a 100 metros del crucero que conduce a la sindicatura de San Juan, sobre una pequeña colina, que para muchos de los habitantes se trata del hogar del mismo diablo.
La leyenda cuenta que hace mucho tiempo, por el año 1840 llegó a San Ignacio Don Bernardo Escobosa, un mercader que trajo telas, espejos, perfumes y muchas mercancías costosas, que tenía el sueño de convertirse en el hombre más rico y poderoso del lugar, tanto así, que decidió vender su propia alma al diablo.
Fue así como su deseo fue concedido y al poco tiempo se convirtió en el hombre más rico y poderoso de San Ignacio, presumiendo sus lujos y tierra, sin embargo, el precio sería alto.
Origen de la capilla del diablo
Una de las versiones de la leyenda, cuenta que cuando falleció, sus familiares lo llevaban a enterrar al panteón del pueblo, pero antes de llegar, en medio del camino, un viento fuerte arrebató el féretro y lo arrojó en la cima del cerro, donde ahora se encuentra la capilla.
Ante esto, sus familiares recordaron lo que se decía sobre él, decidieron no mover el ataúd y en su lugar construir una capilla sobre él para protegerlo.
La otra versión narra que, debido a las consecuencias de su trato con el diablo, Don Bernardo decidió construir la capilla en el medio del cerro, para que cuando él muriera pudiera descansar ahí y que el demonio no lo encontrara.
Finalmente, la capilla quedó abandonada en el lugar y hasta el momento no hay quien no reconozca la forma y figura de la construcción en lo alto del cerro, debido a la leyenda que la envuelve.
Avistamientos de Don Bernardo
Con el tiempo los sanignacenses aseguraban haberlo visto a altas horas de la noche cabalgando un brioso caballo, de color negro y cómo desaparecía entre la bruma de los callejones, dejando en la oscuridad el traqueteo de las pezuñas del animal.
El lugar permanece abandonado, pues ni el INAH ni el municipio se han dado a la tarea del rescate del sitio, que tiene en sus paredes de adobe crudo muchas historias y leyendas. Cuentan quienes han dormido en el sitio, que se acuestan un uno de sus cuartos, por la mañana amanecen en otra habitación, también que hay personas muertas que fueron en siglos pasados emparedadas en sus paredes, también que por la noche en sus corredores se ven sombras, que se creen fueron los antiguos trabajadores y dueños de la hacienda.
Otras leyendas de Sinaloa
En Culiacán, Sinaloa, existen cientos de leyendas y mitos urbanos que los habitantes se han encargado de que permanezcan en los oídos de quienes viven o visitan la capital del estado.
Entre los muchos mitos o leyendas se cuentan historias sobre el Centro Histórico, las casonas coloniales, parques, plazas comerciales y calles o carreteras en las que supuestamente hay seres o cosas que se mantienen ocultas bajo las sombras, entre las más famosas se encuentran:
- El niño del parque 87
- La niña de las plazas comerciales
- “La mujer del cuarto” en la Casa del Estudiante
- Los túneles del Centro Histórico en Culiacán
Con información de El Sol de Sinaloa, Esto es Sinaloa, La Sirena
