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“Catfish”: Todos los peligros al hacer amigos por las redes sociales

¿Quién no tiene un perfil en alguna red social o en casi todas? Lo cierto es que en esa vida virtual experimentamos un sinfín de situaciones cada vez que accedemos a ellas, algunas positivas y otras no tanto… como los denominados “catfish”. Pero, ¿todos conocen quiénes son y cuáles son sus intenciones? Catfish es un término acuñado por Henry Joost y Ariel Nev Schulman para referirse a una persona que simula ser otra en las redes sociales para mantener relaciones con otros (de manera virtual), ya sea con intenciones amorosas o de otra índole que alcanza el saboteo, robo de datos, dinero, etc.

Es simple, un catfish se esconde tras un falso perfil: “roba” fotografías y la identidad de otra persona para tomarla como propia al armar un perfil nuevo e invitar a gente para mantener algún tipo de relación. No se muestra tal cual es y crea todo un mundo alrededor de esa nueva imagen, para logra conseguir lo que quiere.

Según la psicóloga Lorena González, Internet es un invento poderoso que ahora se ha vuelto adictivo. Conectan el mundo en un instante, las barreras se han eliminado desde que existen, bueno, ¿quién no tiene un “amigo” de otro país con quien compartir un chat o una discusión? Por supuesto, hay muchas personas con experiencia sobre las que comentar, pero “las señales de alerta siempre están alrededor de los menores, adolescentes y preadolescentes que a menudo no tienen control o autocontrol cuando usan las redes sociales”.

Cientos de personas de todas las edades publican información valiosa todos los días en busca de Me gusta o comentarios. “No solo refleja una extrema inseguridad y baja autoestima, sino que también pone en evidencia la cantidad de vidas irreales que existen en la red”, agregó la profesional.

Pero con el reinado de la tecnología, el mundo de las aplicaciones y las conexiones varias, ya nada nos sorprende y “debería” sorprendernos. Lo cierto es que este britanismo consiste en suplantar la propia identidad online con el oscuro propósito de engañar a los demás. “Es curioso cómo operan en secreto hasta que reciben una respuesta de alguien que puede haber estado observando durante mucho tiempo”, dijo el ingeniero de sistemas Daniel Sosa.

Las conversaciones comienzan con un emoticón simple o un “hola” informal hasta que la otra persona responde y comienza a vincularse. Los hombres nunca se han conocido en persona, pero uno de ellos comienza a coquetear con el otro, seduciéndola con varios propósitos. “Algunas personas son más fáciles de manipular, no importa su edad, pueden ser niños, adolescentes o ancianos. La edad no es un problema aquí”, agregó González. Sam comienza a darle vida a la conversación y crea una sensación de comodidad, apoyo y, lo que es más importante, cercanía. Ambos personajes se sienten “en el círculo de amigos” o por qué no “en amigos y algo”. Pero de todos, solo uno de ellos es increíble.

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Se estima que el catfishing se esconde detrás de todo un personaje que es real —porque lo robó de otro— y comienza a relacionarse con quienes nunca conocerá personalmente por razones obvias: no es quien dice ser. Pero en esas extensas charlas —hay casos de personas que llevan años chateando y manteniendo conversaciones con otras que no saben quiénes son sólo a través de las redes sociales— no sólo se coquetea, sino que se corre el riesgo de “hablar de más” y permitir que este enmascarado robe información valiosa.

Según Sosa, hay diferentes tipos de bagres: “Algunos elegirán fotos atractivas de una persona en Internet, crearán una personalidad falsa y se instalarán en las redes sociales”. Los peores son los que no solo roban fotos y las personas que toman datos reales de las personas sin que ellas lo sepan: “Buscan a alguien atractivo, le roban su foto, su nombre, su edad, sus acciones, absolutamente todo, y comienzan buscando algo relacionado con Conectar con personas que realmente conocen a alguien cuya identidad ha sido robada u otros extraños que han sido manipulados para diversos fines.

Esas otras intenciones van desde fotos de desnudos, datos personales —D.N.I., números de tarjetas de crédito, cuentas bancarias, números de teléfono—, alguna confesión muy personal o intimidades de allegados. “Estas personas son manipuladoras, buscan conquistar a otros para luego hacerlos sentir débiles, frágiles y amenazarlos, de acuerdo al caso”, añade la psicóloga. Pero lo curioso es que ambos personajes coinciden en un aspecto: tienen baja autoestima, son inseguros y carentes de afecto.

Por un lado, está quien construye un personaje para abusar de alguien más, y por otro, aquel que accede a brindar información o un simple diálogo para no sentir tanta soledad. Lo cierto es que un catfish puede ser una persona frívola, sin grandes responsabilidades ni vida propia, que busca divertirse al inmiscuirse en la vida de los demás —tanto del que sufrió el robo de identidad como de aquellos con quien se contactan—.

Un dato importante es que hoy no existe sustento legal que proteja a los usuarios de estas situaciones de robo de fotografías e información con los riesgos que eso implica. Ni tampoco el mundo virtual protege a la persona que termina siendo cazada y manipulada por un catfish. Lo que sí está comprobado es que esta situación “conlleva problemas psicológicos y sociales importantes”, afirma la psicóloga.

En caso de ser usuario de las redes sociales, hay que considerar que aunque no sepamos qué es un catfish o cómo opera, ninguno de nosotros está exento de caer en manos de un perfil falso que busca engañarnos, ya sea por diversión o con intención de robar datos. “Lo que importa es saber con quién estamos hablando a través de las redes, ¿esa persona es real?”, señala Sosa.

¿Cómo descubrir un catfish?

El catfishing —igual que decir “pez gato”— fue popularizado por un documental con dicho nombre en el año 2010. Este video cuenta la historia de amor de un joven a través de Facebook. Luego la MTV emitió un docudrama llamado Catfish: Mentiras en la red, que explicaba las verdades y mentiras de las relaciones en línea. Estas personas luego de robar la personalidad de otro, agregan una gran cantidad de usuarios para mostrarse con muchos amigos en la red y así disimular lo que ocultan.

Una forma de recordar esto es prestar atención a las fotos compartidas por un llamado “amigo virtual”: las fotos siempre corresponden a la misma persona. Si tienes una selfie, esto es una señal de que el perfil es real, verifica si estás etiquetado en una foto con amigos o si han comentado esta instantánea. También puedes buscar la imagen en Google para comprobar si alguien ha subido el contenido a la web.

Otro dato es comprobar si has publicado alguna “noticia” en la web en los últimos días, meses si es posible. Seguimiento detallado de todos tus movimientos en la web. Si la publicación es reciente, probablemente sea una cuenta falsa. Los comentarios de las personas también brindan información sobre un personaje, ya que podemos saber si está conectado con personas en la vida real o solo en Internet. Para obtener información de contacto, verifique si tiene personas en su familia o en su lista que fueron a la misma escuela o viven en la misma área o ciudad que usted, eso demuestra que usted es una persona real.

Después de hablar con alguien en línea, es muy común tener una reunión privada. En tales casos no ocurren porque es imposible quitar el velo que cubre todos los delirios. Por eso, para evitar la frustración, empieza a salir corriendo y pone todo tipo de excusas: la cámara no funciona para las videollamadas, hay un imprevisto el día de la reunión, nunca podrá concertar citas, siempre está ocupado, etc; es una señal de advertencia.

Al final, el ingeniero sostiene que “Google es el gran buscador, ¿por qué no usarlo para buscar a dicha persona en la WEB? Así podemos descubrir si existe, si la información que nos develó es real y si su rostro es tal como muestra en su red social”. 

La web se ha convertido en un espejo de la realidad: vemos personas solteras que buscan “me gusta” o nuevas solicitudes de amistad para aumentar su número de “amigos”. “Vivimos en un constante estado de autodesprecio, lo que resulta en una vida irreal que se ve eclipsada por imágenes de éxito, en las que vemos personas alegres, felices, rodeadas de muchos y siempre en el momento de la felicidad”.

De hecho, estas personas tienen miedo de no ser amadas, miedo de ser rechazadas, pero este comportamiento nunca ayudará a otros a amarlas y aceptarlas. Es más, “se arriesgó al rechazo porque engañó a otra persona que se quitó la ropa para compartir sus sentimientos más profundos”, concluye la profesional.

Si bien existen algunos peligros en no saber cómo usar las redes sociales, hay beneficios en iniciar relaciones a través de ellas y aprender sobre ellas.

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Nestor Vazquez

Evergreen Post Writer

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