Construida alrededor de 1901 por el arquitecto Estanislao Slonecky, la Casa Windisch es un ícono del patrimonio duranguense.
Esta casona, ubicada en el bulevar Dolores del Río esquina con José María Morelos, fue erigida por el alemán Roberto Windisch, maestro en telares quien llegó a Durango para trabajar en la fábrica del Tunal y, posteriormente, legó esta casa a su hija, casada con un Von Bertrab.
Es notable por ser la primera edificación en Durango que empleó ladrillos cocidos, detalle revelado por el cronista e historiador Javier Guerrero Romero. Estos ladrillos, finamente trabajados con arcilla, destacan por su lisura y acabados meticulosos, marcando un hito en la arquitectura de la Zona Centro.
La estructura histórica de la Casa Windisch
La Casa Windisch, un ejemplo de arquitectura estilo chalet europeo, ha captado la atención tanto local como internacional por su elegancia singular en el centro histórico de Durango. Originalmente propiedad de Roberto Windisch y Josefina Voges, destaca por su fachada de ladrillo a la vista, importado con la primera maquinaria para su fabricación en la región.
Rodeada de jardines diseñados por expertos de San Antonio, Texas, esta residencia fue testigo del auge económico y cultural de Durango durante el porfiriato. Refleja la influencia europea que marcó el panorama de la modernidad en las construcciones de la época.
A lo largo de su historia, la Casa Windisch ha servido como residencia de Raymundo Von Bertrab y Margarita Peters, además de albergar el Colegio Americano y diversas instituciones culturales. Hoy en día, pertenece a la Universidad Autónoma de Durango, Lobos UAD, campus Alamedas, la cual le dio trabajos de mantenimiento y conservación a la casona y la integró a su complejo de un lado, convirtiéndola en un centro de oficinas y salones de clase en la Calle Francisco Saravia esquina con calle Morelos.
