La Laguna de Náinari se ha convertido en un sitio con gran importancia para el municipio de Cajeme desde el inicio de su transformación, en el año 1957.
A pesar de ser un cuerpo de agua creado artificialmente, la Laguna de Náinari se ha convertido en un sitio con gran importancia para el municipio de Cajeme desde el inicio de su transformación en el año 1957, por el entonces presidente municipal René Gándara y el director de Acción Cívica, el periodista Jesús Corral Ruiz.
Debido a que en el sitio se formaban humedales naturalmente, diferentes historiadores han señalado que en el siglo XIX, ganaderos y campesinos se reunían en el solar donde actualmente se ubica la laguna durante la temporada de lluvias para realizar diversos festejos.
Estas celebraciones eran conocidas como “corridas”, en las cuales los vaqueros herraban y curaban bestias de engorda y carga, pernoctando en campamentos alrededor de los humedales que formaban las avenidas pluviales.
Además, en los meses de julio a septiembre el embalse natural de poca profundidad almacenaba las aguas que en sus tiempos de lluvia escurría desde el Zaperoa, la formación montañosa en el sector oriente de Ciudad Obregón. Al inicio los lugareños conocían estos rumbos con simples alusiones como “Los Bajíos” o “El Bacerán”, con el tiempo los humedales adquirieron el nombre de “Náinari”.
¿Por qué se llama “Laguna del Náinari”?
El nombre “Náinari”, se toma de la castellanización de la voz yaqui “nátnari”, que significa fogatas, lo cual hace alusión a que en la zona se podían observar los fuegos encendidos por los vaqueros y nombrada así por los indios yaquis.
A principios del siglo pasado, los terrenos pertenecían a la compañía constructora Richardson, que los vendió al general Álvaro Obregón, cuya hacienda Náinari estaba al poniente del lago.
Luego de la muerte del general Obregón, los terrenos pasaron a la compañía constructora que heredó las propiedades de Richardson y de Obregón en la década de 1930. En ese entonces era un lago natural que era aprovechado por su humedad para la siembra, además por su vegetación acudía el ganado para alimentarse.
Flora y fauna de la Laguna del Náinari
Durante la temporada de mayor embalse de aguas vertientes, la laguna era habitada por bandadas de aves autóctonas como palomas pitahayeras, chanates, tórtolas y gorriones; año con año llegaban especies migratorias como patos, garzas, cigüeños, pichigüilas, por lo que la Laguna del Náinari fue un centro de reunión para muchos cazadores aficionados.
También, en sus aguas también proliferaron sapos, ranas y peces, así como culebras. Entre la fauna se encontraban densas nubes de zancudos y jejenes. En las orillas crecían los guacaporos, estafiate, malva, huajes, bainoros, vinoramas, sibiris, breas, mezquites, mezquitillos y palo fierro, mientras que la vegetación autóctona, temporalera y perenne, típica en los valles sonorenses.
La Laguna del Náinari en la actualidad
Actualmente, la Laguna del Náinari se ha transformado y han fluido inversiones para darle modernidad, pavimentación en la rúa que la circunda, alumbrado, bancas, depósitos para basura, muelles convertidos en miradores, reforestación, protección de la fauna y del ambiente, además de la colindancia con el parque infantil Ostimuri.
Dicha área se ha utilizado en los últimos años como un corredor cultural con música, exposiciones plásticas, de fotografía y video histórico, talleres efímeros de pintura, muralismo y otras disciplinas creativas y artesanales.
Al ser uno de los mayores atractivos turísticos de Ciudad Obregón, las autoridades han buscado cómo el mejoramiento de la Laguna del Náinari a través de un proyecto denominado “Complejo Laguna del Náinari”.
Con una inversión de 321 millones de pesos, el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo Montaño informó en 2022 que el objetivo es rescatar y renovar el lago para la comunidad de Cajeme.
El proyecto “Complejo Laguna del Náinari” incluye la rehabilitación del Parque Infantil Ostimuri y el Centro Deportivo Álvaro Obregón, de modo que todo ese sector promueva el valor histórico, cultural y recreativo, contempla la construcción de un hotel por parte de particulares, con un centro de convenciones.
Con información de SoyNómada, Vanguardia, Uniradio, Tribuna
