Hace alrededor de medio siglo, la harina de mezquite era común en las comunidades seris del Desierto de Sonora; sin embargo, la llegada de productos como la harina de trigo suprimió una tradición culinaria ancestral, pero que se quiere revivir
El fruto del mezquite, conocido como “péchita”, palabra que proviene del ópata “péchit”, que significa “fruto de mezquite”, es un componente tradicional de la gastronomía sonorense. Al ser molido, se convierte en un polvo similar a la harina. Los pueblos indígenas de la región solían utilizarlo para crear atoles, pan, galletas, bebidas y diversas preparaciones.
Sin embargo, la llegada del trigo y otros granos provoco que la harina de péchita se empezara a olvidar, quedando solo en la memoria de algunos de los más viejos de las tribus. Por esa razón, María Cristina Félix, una cocinera comcáac, decidió rescatar la tradición ancestral con la intención de que se conozca este ingrediente regional.
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La harina de mezquite se obtiene de las péchitas del mezquite, que una vez listas para desprenderse del árbol, se ponen a secar para después molerse y refinarse, lo que da como resultado una harina de color café claro, muy aromática y dulce.
“Contiene mucha fibra y es libre de gluten, no contiene grasa, no contiene azúcar, pero sí es dulce por la péchita y aunque lo mezcles con otras harinas no se le quita el sabor ni el dulce”, comenta Cristina Félix.
El rescate de la harina de mezquite
“La harina de mezquite la hemos rescatado porque es una comida de antes, nuestros ancestros comían esa harina y no se enfermaban. Esa harina era como una medicina que ellos consumían y en aquel tiempo no había obesidad, diabetes y muchas enfermedades que hoy tenemos”, agregó.
Según diversos expertos, esta clase de harina podría ser etiquetada como un superalimento, ya que es abundante en proteínas, calcio, potasio, zinc y hierro. Además, carece de gluten y contribuye a equilibrar los niveles de azúcar en el torrente sanguíneo.
Aunque la harina es de origen indígena y está asociada con el consumo de alimentos ancestrales en las comunidades de Desemboque y Punta Chueca, Cristina Félix considera que puede ser disfrutada por las personas en general, sin importar si pertenece a una de estas comunidades o no; especialmente le interesa que las generaciones más jóvenes conozcan los beneficios que brinda este alimento.
¿Qué se puede preparar con la harina de mezquite?
La cocinera de la comunidad seri compartió durante una entrevista que la harina ha sido usada durante siglos para la elaboración de panes, tortillas, brebajes de agua fresca y atoles, así como para consumirse en polvo.
Comentó también que por la naturaleza del árbol de mezquite y las grandes cantidades de péchita que produce se pueden elaborar grandes cantidades de harina y guardarse en sacos, para su uso en el futuro. La singularidad de la harina de mezquite ha permitido que Cristina viaje a diferentes lugares del mundo para presentarla, como Italia, Bilbao y Suecia. Ella destacó que hay personas de Estados Unidos que acuden por pedidos de hasta 50 kilos para llevárselos a su país.
Junto a ella, otras 12 mujeres colaboran en la preservación de este alimento. Este año planean brindar talleres a los jóvenes que abarquen más que solo la harina, también piensan enseñar a preparar comidas tradicionales, sus aspectos saludables y su vínculo espiritual.
“Nosotros nos conectamos en la naturaleza cuando estamos alimentándonos, con las comidas que nos da la naturaleza y eso es como aumentar los saberes, protección a los animales, cómo convivir, cómo entender de cómo alimentarlos”, finalizó.
¿Se te antojan unas tortillitas de harina de mezquite?
Fuentes: Revista La Campiña, Sonora Star, El Imparcial, Directo al Paladar
