Sonora guarda una historia poco reconocida de afrodescendencia, desde la colonización española hasta el presente urbano, enfrentando desafíos de invisibilidad y desigualdad social.
Desde los primeros asentamientos españoles en el norte de México, la presencia afrodescendiente en Sonora ha sido una realidad silenciada por siglos. Aunque los registros históricos revelan una población significativa desde el siglo XVI, la narrativa oficial ha excluido sistemáticamente su contribución y presencia en la región.
La llegada de jesuitas y colonos españoles a Sonora trajo consigo no solo la evangelización y colonización, sino también la presencia de personas de ascendencia africana.
Sin embargo, como señaló Elisa Coronel Higuera, historiadora del Instituto Politécnico Nacional, la historia oficial ha privilegiado la visión de que los afrodescendientes solo estuvieron en las costas de Veracruz y Guerrero, dejando a Sonora en la periferia histórica.
Raíces de afrodescendencia en el norte: un campo académico poco explorado
En el XIX Coloquio de Africanías, celebrado durante la Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia, se destacó la necesidad de revisar y reconocer esta parte de la historia sonorense.
Archivos parroquiales y documentos inquisitoriales revelan historias como la de Juana “la Polanca”, acusada de hechicería en el siglo XVII, evidenciando los prejuicios y discriminaciones de la época hacia las personas de piel oscura.
Según los registros históricos, estos afrodescendientes desempeñaron roles fundamentales como arrieros, vaqueros, y en labores domésticas y mineras. Sin embargo, la visibilidad de su legado ha sido limitada, con estudios académicos incipientes que apenas comienzan a revelar su presencia y contribuciones.
Los censos realizados en los últimos años muestran que aproximadamente 40 mil personas en Sonora se identifican como afrodescendencientes; aunque estas cifras son significativas, contrastan con la falta de reconocimiento público y académico de esta comunidad en la historia regional.
Desafíos y exclusiones de la comunidad afroamericana en Sonora
A pesar de algunos trabajos como “Negros en Sonora” de Julio Montané Martí, la visibilidad de los afrodescendientes sigue siendo mínima en los relatos históricos de la región.
Montané Martí destaca la presencia continua de mulatos y otras castas afrodescendientes a lo largo de Sonora, según informes históricos del obispo Antonio de los Reyes en 1784. Este registro revela una presencia dispersa pero significativa, aunque relegada a los márgenes de la historia oficial.
La convivencia de diferentes etnias en Sonora, incluidos los afrodescendientes, no siempre fue aceptada por las autoridades coloniales. Los jesuitas, en particular, expresaron desdén hacia esta población, como evidencia la correspondencia del Padre Luis Pinelli en 1709.
Este documento lamenta cómo los afrodescendientes y otras castas contribuyeron a cambios sociales percibidos como negativos por las élites coloniales, lo que refleja una visión discriminatoria.
Mirada hacia el presente
Hoy en día, la comunidad con afrodescendencia en Sonora enfrenta desafíos de invisibilidad en la academia y la sociedad. Aunque se reconoce su presencia histórica, persiste la falta de investigación y reconocimiento oficial de sus contribuciones. ¿Cuáles fueron las rutas de entrada de los esclavizados a Sonora? Esta pregunta sigue sin respuesta, señalando la necesidad de investigaciones más profundas y sensibles.
Para avanzar hacia una sociedad más inclusiva y equitativa, es fundamental ampliar el estudio y la difusión de la historia afrodescendiente en Sonora. Esto implica no solo reconocer su pasado colonial, sino también explorar sus contribuciones contemporáneas y desafiar los estereotipos arraigados.
¿Sabías que Sonora tiene afrodescendientes?
Fuentes: INAH, Secretaría de Cultura, Tribuna de San Luis, Expreso
