La “Santa de Cábora” hizo supuestos milagros, curó enfermos y transmitió su idealismo a los ignorantes, además fue conocida por agitadora.
Uno de los primeros movimientos de insurrección que precedieron a la Revolución de 1910 sucedieron al finalizar el siglo XIX fue el de Tomochi, en la sierra Tarahumara del estado de Chihuahua y transcurrió en el año 1891 cuando el general Porfirio Díaz Mori gobernaba el país.
En ese entonces, el gobernante impulsó políticas que trataron de limitar y erradicar todo tipo de autonomía provincial, es decir, normas que pretendían eliminar la libertad de los pueblos que no estaban alineados al modelo gubernamental, en la medida del orden y el progreso.
Tomochi, era un poblado con libertades y con cierta autonomía, tenía su propia forma de autocontrol y la idea del “federalismo” mexicano aún no llegaba completamente a la sierra de Chihuahua, pues la mayoría desconocía la situación política de otros lugares del país, sin embargo, conocía perfectamente los planes del Gobierno, que pretendía apropiarse de sus dominios.
Pese a ser una localidad vasta en recursos forestales y mineros, los pobladores vivían segregados, y por supuesto, acosados por el Gobierno y los intereses extranjeros que atraídos por la riqueza natural que les rodeaba, era una comunidad marginada como todas las asentadas en sus inmediaciones.
Lo anterior, provocó que se crearan los motivos necesarios para iniciar una sublevación y desamparados incorporaron a su vida una creencia, misma que era tan sólida que los motivó a iniciar una transformación de carácter social.
La llegada de Teresa Urrea
En ese momento apareció una figura de gran importancia para ellos, ya que la causa final para la insurrección en Tomochi le involucra, una mujer de nombre Teresa Urrea, originaria de Sinaloa, quien se convirtió en una bandera y un símbolo de resistencia.
La mujer que residía en Cábora, Sonora, llegó a Tomochi en un momento crítico. A Teresa se le atribuyen propiedades místicas tras sufrir un ataque de catalepsia que la dejó postrada durante 14 días y se le dio por muerta, por lo que su padre preparó los funerales para enterrarla.
Sin embargo, Teresa despertó y en los poblados aledaños se distribuyó la noticia y se dijo por todos lados que la mujer había resucitado, por lo que su fama se divinizó y fue divulgada principalmente por los indígenas yaquis de Sonora, pero por la cercanía llegó a Chihuahua, y a Tomochi.
¿Qué hizo la Santa de Cábora?
Presuntamente, la “Santa de Cábora” hizo supuestos milagros, curó enfermos y transmitió su idealismo a los ignorantes, para que de él partieran sus juicios, además fue conocida por agitadora, es decir, se le acusó de convencer a los indígenas de lo que estaba bien y lo que estaba mal.
Tras lo anterior, algunos tomochitecos buscaron a Teresa con el propósito de que les curara sus enfermedades. Cuando regresaron a Tomochi estaban convencidos, predicaron sus hazañas y milagros, y crearon una nueva esperanza.
Esto generó que los pobladores no siguieran los dogmas que imponía la fe católica, pues en un acto ritual, colocaron la imagen de Teresa “la Santa de Cábora” sobre el altar de la iglesia. El sacerdote Manuel Castelo entró al templo y ordenó retirar la imagen.
Los rebeldes se declararon obedientes solo a Dios y a la Santa de Cábora, señalando desconocer lo establecido por Porfirio Díaz y su gobierno.
La rebelión inició en el año 1891, pero dos años después fue aniquilada con el exterminio del pueblo tomochiteco y la expulsión de la Santa de Cábora del país, en un panorama de insurrección que posteriormente sería la primera revolución social del siglo XX en el mundo.
Con información de El Heraldo de Chihuahua, Reversos
