Los alacraneros son el oficio más viejo de Durango que, en la actualidad, aún sigue siendo fuente de ingresos para cientos de familias
La alta presencia de alacranes en Durango mayormente en temporada de calor, ha hecho que se asocie al estado con este peculiar arácnido, llevando a apodar grupos musicales, cantantes, equipos deportivos y marcas provenientes de la entidad.
El alacrán es denominado un superviviente prehistórico pues lleva habitando la tierra más de 350 millones de años, mucho tiempo antes que los dinosaurios. Según algunos datos de su evolución, los ancestros de estos arácnidos podían llegar a medir hasta tres metros de longitud.
En Durango dominan cuatro especies de alacranes y se les conoce como Hudrudus Aztecus, Centruroide Vaejous, Centruroide Suffusus y Centruroide Noxius que fácilmente se pueden encontrar con cotidianidad en hogares, campo, sierra y en lugares que podrían ser desérticos.
Es esta una de las razones principales por lo que a Durango se le conoce como tierra de alacranes, que aunque comparte con otros estados la presencia de estos arácnidos, La Perla Guadiana ha hecho de la existencia de los alacranes emblemática en la región.
Los alacraneros de Durango
Se tiene conocimiento que durante los primeros años de la ciudad, las picaduras de alacranes propiciaban las muertes principalmente de menores y adultos mayores. Eran tantas las picaduras que se registraban, que el gobierno del estado tomó medidas desesperadas y creó un nuevo oficio.
“Alacraneros”, así le apodaron al oficio de recolectar la mayor cantidad de estos animales vivos y entregarlos a cambio de una cifra monetaria que variaba de entre los tres y cinco centavos por alacrán, lo que servía como sustento en cientos de hogares.
El oficio no era especialmente para adultos pues también los niños lo practican; los adultos se podían observar por las afueras de la ciudad con un largo bastón y una botella grande que servía para almacenarlos, mentiras que los niños los cubrían con tierra y los tomaban por la cola para evitar picaduras.
De la sierra al mercado de Gómez Palacio
El mercado Gómez Palacio en Durango se ha convertido en el epicentro de la compra de alacranes y en venta de artesanías donde el principal atractivo son estos, mismo que ha hecho que el oficio más antiguo del estado aún prevalezca.
En la actualidad, son pocos quienes aún se dedican a ser alacraneros pero, quien aún lo es, se sumerge en la la sierra y con agilidad se dedican a buscar en lugares donde no entran los rayos del sol alguno de estos arácnidos.
Al encontrarlos, con cuidado los recolectan en algún recipiente y se dirigen a venderlos a comerciantes de artesanías del mercado Gómez Palacios, donde se les paga por alacrán cerca de 2 a 300 pesos mexicanos.
Los artesanos al comprarlos, inspeccionan cada uno de los arácnidos adquiridos para después sumergirlos en alcohol o vinagres, dependiendo el uso que se les vaya a dar.
Se convierten en artesanías
Más de 30 familias se ven beneficiadas en la creación de artesanías y piezas únicas que llevan el arácnido que distingue a Durango encapsulado, entre ellas: llaveros, porta llaves, relojes, botellas, paletas, entre otros.
Entre los recuerdos más exóticos se encuentran las paletas y brochetas que llevan en el centro un alacrán, las cuales son cien por ciento comestibles debido a que pasan por un proceso especial para poder llegar a ser comibles.
Además, los artesanos advierten que el veneno del arácnido, es extraído y utilizado como analgésico para el dolor de reumas, artritis o inflamación.
Con información de El Universal, El Sol de Durango y Durango Oficial.
