En Estados Unidos, además de las icónicas calabazas de color naranja, desde hace tres años se están popularizando las blue buckets o calabazas azules para pedir dulces en Halloween.
Así como los disfraces no tienen que ser iguales, tampoco las calabazas que usualmente se usan para recibir dulces la noche de Halloween. Hay niños y niñas que quieren pedir dulces, pero que debido a su autismo no puedan verbalizarlo. Para incluirlos en esta celebración están las blue buckets o calabazas azules.

Cómo surgen las calabazas azules
La Noche de Brujas de 2018, Omairis Taylor salió con su hijo de tres años con autismo a pedir dulces. Entonces se dio cuenta de los retos que esto implicaba tanto para su hijo que, al ser no verbal, no podía decir “dulce o truco” cuando los adultos abrían la puerta, como para ella que tenía que dar explicaciones en cada casa donde llegaron a pedir dulces.
Cansada de dar explicaciones esa noche (y tantas otras como sucede a los padres de niños con autismo) y, en vista de los escasos resultados obtenidos, el año siguiente Omairis Taylor lanzó la propuesta de las blue buckets o calabazas azules, para informar a los vecinos sobre la condición de su hijo y facilitarse un poco el trabajo de tener que dar explicaciones. Con tan solo ver su calabaza de un color distinto al tradicional, los adultos podrían saber que se trataba de un niño con autismo.

De igual forma, la madre del pequeño invitó a la comunidad para que compartieran el significado propuesto de las calabazas azules y a otros padres de niñas y niños con autismo a que adoptaran la medida.
A la fecha, el post de Omairis Taylor tiene más de 32 mil reacciones, 4 500 comentarios y ha sido compartido más de 122 mil veces en Facebook, lo que ayudó a que la iniciativa llegara a los medios de comunicación en Estados Unidos y se empezaran a usar las calabazas azules en otras partes del país.
¿Por qué importan las blue buckets?
En el marco de una celebración tan esperada e importante para las infancias, las calabazas azules proponen la inclusión de aquellas niñas y niños que por su condición neurodivergente no puedan verbalizar o interactuar de la misma forma que otros niños.

Además, la iniciativa permite una sana convivencia también entre los adultos. Por una parte, los padres no tienen que dar explicaciones sobre sus hijos; por la otra, los vecinos, al ver el color distintivo de las calabazas, pueden entender las diferencias en el comportamiento de las y los pequeños.
Fuentes: El Sol de Sinaloa, Informador, El mexicano, Mayo Clinic