Manigaby

Manigaby: el estudio de arte sobre uñas que apuesta por la originalidad

Gabriela Miranda fundó Manigaby en Hermosillo, un estudio de diseño sobre uñas que marca tendencias. NORO la entrevistó en su estudio. Esta es su historia 

Originaria de Hermosillo y de papás sinaloenses, Gabriela Miranda, o Gaby, como todos la conocen, es empresaria y experta en diseño de uñas. Ella empezó hace seis años a dedicarse de forma profesional a la manicura, al principio de una forma “muy básica”. Esto hasta hace cuatro años, cuando se metió de lleno en el tema y encontró la inspiración que la llevó a fundar Manigaby, uno de los estudios de arte en uñas más populares de la capital sonorense. 

“Siempre me llamó la atención el diseño de uñas, y antes de saber cómo se ponían yo me las pintaba así, normal, con pintauñas, y me hacía mis diseños. Mis amigas me pedían que se las pintara, pero se caía y yo quería que durara más, así fue cómo aprendí. Lo que me hizo empezar fueron los diseños”, contó Gaby en entrevista con NORO

Gabriela Miranda.
Crédito: Instagram @_manigaby

Al principio empezó en su casa, tenía una mesita en la sala en la que atendía a sus clientas. Gaby contó que su inspiración siempre estuvo fuera de Hermosillo. A ella le gustaba ver las tendencias en diseño que había en otros lugares de México, Europa y Asia, teniendo principal interés por la cultura asiática. 

“Las uñas que me gustaban yo las quería hacer aquí en Hermosillo. Al principio mis amigas y mi novio me decían que era muy arriesgado porque aquí todo es muy básico; que las chicas no se harían las uñas así y me quedaría sin clientas. Yo quería hacer lo que me gustaba, sentía que había gente que también lo quería pero no encontraba con quién y deseaba ser la primera en hacerlo”, relató. 

El reto de defender la esencia de Manigaby 

Manigaby fue creciendo poco a poco. Aunque la nail artist empezó sola, el estudio ya cuenta con más talentos, al laborar ahí cuatro chicas y un chico. Su equipo le ha permitido aceptar solo los trabajos que le interesan y que son un reto para sus habilidades y creatividad. Gaby siempre tuvo claro que no quería hacer diseños que no le gustaran.  

“Al principio fue complicado porque llegaban clientas que querían un color liso. Tardé mucho tiempo en darle ese reconocimiento a la marca, que es un salón de diseño de uñas”, expresó la emprendedora.  

Gaby contó que al principio se cerró la puerta con algunas clientas, pero no se arrepiente, pues esto le permitió diversificar su marca. En la actualidad, en Manigaby también se hacen cursos y colaboraciones con otras marcas. 

Gaby en estudio.
Crédito: Instagram @_manigaby

“Siento que si hubiera seguido haciendo lo mismo que todos, muchas personas no me hubieran volteado a ver, sería alguien más en la ciudad y no llamaría la atención. El haberme aferrado tanto a lo que quería hacer fue lo que más me sirvió”, aseguró Gaby. 

Manigaby es un estudio privado, lo que significa que solo se puede acudir con cita. Está ubicado en Residencial de Anza y para reservar es necesario enviar un mensaje por WhatsApp. Los precios varían según el trabajo. Si la cita es con alguien del equipo, los trabajos van desde los 380 pesos. Si es con Gaby, el costo aumenta a 500 pesos. Ella ha llegado a hacer trabajos de hasta 1000 pesos. Sin embargo, si le dan libertad creativa, el costo puede ser menor a si le piden replicar un diseño. 

NORO: Cuéntanos un poco de tu inspiración en la cultura asiática. 

Gaby: A mí me encanta la cultura asiática, y cuando empecé con este estilo las primeras personas que me encontraron eran a las que ya les gustaba. Fueron las primeras en aceptarme porque estaban viendo este tipo de diseños en otras partes y querían lo mismo. Después, otras personas se fueron adaptando de tanto verlo. 

Diseño de Manigaby.
Crédito: Instagram @_manigaby

NORO: ¿Cómo hiciste para sobrellevar la pandemia? 

Gaby: Fue otro proceso creativo, tratar de inventar otra cosa. Es algo que recomiendo mucho a los colegas, no poner los huevos en una sola canasta y tratar de diversificar el negocio. Cualquiera que sea tratar de diversificar. Me tocó hacerlo porque era una opción, así que empecé con los talleres y cursos en línea. 

No pensé que iba a tener tan buena respuesta. Ya había personas que daban cursos y ya hay más. Cuando arranqué con los cursos para sacar ingresos, al principio eran pocas personas las que se inscribían. Era mi forma de seguir presente y ganar dinero, además de llegar a otro tipo de clientes. 

Alumnos cursos de Manigaby.
Crédito: Instagram @_manigaby

NORO: La parte de manejar Manigaby como negocio, ¿cómo la llevas? 

Gaby: Tengo conocimientos administrativos que me han ayudado mucho. Pero esas cosas ya se las delego a mi pareja. Me apoyo mucho en él porque me bloqueaba el pensar tantas cosas al mismo tiempo. Tenía bloqueos creativos en lo que realmente yo quería hacer por estarme preocupando. 

Al principio, los ingresos que entraban eran completamente para el salón. Lo abrí y no había nada. Me aventé poco a poco porque no quería pedir préstamos. Salió todo con lo mismo que ganaba y se fue dando para seguir armando todo hasta ahorita tener ya mis cinco mesas equipadas con todo lo necesario.

¿Te gusta el trabajo que se hace en Manigaby? 

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