La realidad de los ñongos, una comunidad de migrantes y personas sin hogar que habitan en viviendas improvisadas en la canalización del Río Tijuana. La diversidad de estos hogares va desde cuevas excavadas hasta alcantarillas adaptadas.
En la ciudad de Tijuana existe un rincón donde la realidad se transforma y la vida deja de ser cotidiana para convertirse en otra. La canalización del Río Tijuana se ha convertido en el hogar improvisado de cientos de personas, en su mayoría migrantes, personas sin hogar y quienes huyen de la violencia, comunidad a la que se les conoce como Los Ñongos.
Ñongo es una palabra venezolana que significa “dicho de una situación o asunto: inseguro, incierto, lleno de dificultades u obstáculos”, misma que describe la situación a la que se enfrenta esta comunidad.
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Estos refugios toman diversas formas: algunos parecen cuevas excavadas en el suelo para crear un espacio donde una persona puede resguardarse con sus pertenencias. Otros adoptan la forma de simples hoyos al aire libre, delimitados por piedras que definen el perímetro.
También existen aquellos hogares adaptados en alcantarillas o coladera, donde las duras condiciones del clima y la presencia de ratas se suman a la difícil realidad diaria.
Una mirada profunda hacia la comunidad de Los Ñongos
Pablo Herrera, un migrante deportado de Estados Unidos y originario de Ciudad Juárez, Chihuahua, compartió su experiencia de vivir en esta comunidad a El Sol de México: “Llevo en Tijuana como un año y medio; me deportaron porque no tenía papeles; vivía en Las Cruces, Nuevo México, ahí trabajaba de albañil, pero lo mío mío es el yeso.
“Aquí me tuve que quedar, construí mi lugar, aquí nadie se mete; a veces vienen otros vatos, pero los corro porque nomás andan viendo qué llevarse de lo que tengo”, contó.
Diego Saavedra Lara, docente e historiador, ofrece una perspectiva valiosa sobre la población que habita la canalización del río Tijuana. Durante su participación en un censo realizado por la doctora Laura Velazco, Saavedra Lara destacó la diversidad de perfiles en los ñongos.
A diferencia de la caracterización peyorativa que los medios tradicionales les otorgan como “drogadictos y mal vivientes”, muchos de ellos son deportados que aún no han caído en la drogadicción.
Saavedra Lara comparte historias de personas que, a pesar de las condiciones precarias en las que actualmente viven, mantienen la esperanza de migrar nuevamente, demostrando un potencial para desarrollar oficios aprendidos durante su estancia en el país vecino.
Los Ñongos, una comunidad que resurge
La comunidad que habita en la canalización del río Tijuana no es nueva. Desde hace poco más de una década, los primeros pobladores de la zona empezaron a ver como hogar los huecos y recovecos de la construcción, sin embargo, la comunidad empezó a expandirse luego del aumento de deportaciones y la llegadad de migrantes a Tijuana.
José Ma. García Lara, de la A.C. Migratorias, señala la falta de programas específicos para estas comunidades como uno de los motivos detrás de este problema recurrente. A pesar de intentos previos de remover a esta población de la canalización, los movimientos carecen de efecto, y la población flotante ahora se extiende por toda la ciudad, desde la zona centro hasta la vía rápida.
Una mirada fotográfica a la realidad de los Ñongos
Ana Andrade, una fotodocumentarista con base en Tijuana, ha dedicado varios años de su carrera a documentar a la comunidad de los ñongos. Sus fotografías logran captar una realidad cruda y desafiante de una población marginada, discriminada y estereotipada
Las imágenes capturan la vida diaria de quienes, por desesperación, recurren a trabajos en los que ponen en riesgo su vida para subsistir.
Además, Andrade resalta la violencia policial durante las redadas, donde los ñongos y las pertenencias de los habitantes son destruidos, evidenciando conflictos de interés, efectos naturales y la división entre países.
¿Te ha tocado ver una comunidad como esta en tu ciudad?
Fuentes: El Sol de México, Aguijón Medios, PBS Socal, Cadena Noticias
