Pitaya: símbolo de identidad sonorense

Pitaya: símbolo de identidad sonorense 

En el verano, Sonora se llena de pitaya, un fruto que no es solo un producto agrícola, sino un símbolo de identidad y riqueza cultural de la región 

Las pitayas se encuentran principalmente en los mercados de Sonora los meses de julio y agosto. Los vendedores de este fruto suelen estar sentados en las banquetas de los puestos o calles concurridas en cubetas o jabas. Desde ahí la gente se acerca a elegir las pitayas que posan en charolas o tapas de cajas de cartón. 

Mujeres vendedoras de pitayas en mercado municipal.
Crédito: Cobertura 360

Para llegar a estos puntos de venta tan característicos hay mucho trabajo por detrás. Los pitayeros recorren el desierto para recolectar la fruta. Cada agricultor carga cubetas y varas largas, con las que bajan el fruto desde lo alto de las cactáceas conocidas como pitayos dulces o Stenocereus thurberi. Estas varas con un pico delgado en la punta son conocidas en el sur como “chiviris” y en otros lugares como “pitayeros”. 

Se sabe que una pitaya está en su punto cuando se abren solas y las espinas se caen con facilidad desde el fruto. Otra señal es encontrar algunas maduras en el suelo. El acto de quitar las espinas del fruto o “limpiar las pitayas” es conocido como “pitayar”, y este se hace por lo general antes de mandar el producto al mercado, aunque en ocasiones los vendedores lo hacen en sus mismos puestos en lo que esperan la clientela. 

Además de los mercados, los pitayeros también se instalan en la carretera. Hay vendedores que tienen décadas haciendo ese trabajo. Las frutas que se venden por 10 pesos la pieza, aproximadamente. Ahí están en su punto más fresco, pues la mayoría de los agricultores buscan el fruto en el desierto por la noche, tanto para evitar el calor como salir desde temprano a las ciudades con este tesoro que no espera a las lluvias para florecer. 

Las tradiciones nacidas de la pitaya 

Ubicada en el sur de Sonora, la comunidad de Sirebampo, en Huatabampo, es reconocida por la cosecha y producción de la fruta. Según María Eudelia, una destacada productora, se elaboran al menos 25 productos derivados de esta fruta, entre los que se incluyen nieves, coyotas y tamales. Estos productos y la comercialización de la pitaya son una parte esencial de la economía de este pueblo habitado por cerca de 700 personas. 

Pitaya madura.
Crédito: Cobertura 360

Según los propios comerciantes de la región en la temporada de pitayas se generan más de 200 empleos en la región, contemplando las distintas etapas de la cadena como la recolección, distribución y transformación de la pitaya en productos artesanales y gastronómicos.

Para celebrar la importancia de este fruto, en Sirebampo se celebra anualmente durante el mes de junio la Feria de la Pitaya. Este evento incluye un amplio programa de actividades, como presentaciones de baile, eventos deportivos, culturales, un desfile y un certamen para coronar a la “Reina de la Pitaya”. Este evento se ha convertido en una plataforma para destacar la cultura comunitaria en torno a la fruta y promover la conservación de esta tradición en las nuevas generaciones.

Nieve de pitaya.
Crédito: Qué Cocina Show

Aunque la riqueza que aporta este fruto al estado es innegable, ahora enfrenta desafíos, entre los que se incluyen la deforestación y los recurrentes incendios forestales que amenazan los bosques de pitayales, los más grandes del país con más de 10 mil hectáreas que se encuentran al sur del estado. 

Por otro lado, según Mayra de la Torre Martínez, profesora investigadora del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), la pitaya tiene propiedades antioxidantes, atribuidas principalmente a la presencia de betalaínas que le brindan el color rojo.  Además de sus beneficios para la salud, la compra de pitaya respalda la sostenibilidad de las comunidades rurales que se dedican a su comercialización. 

Mujer baja pitayas en el desierto de Sonora.
Crédio: Ricardo María Garibay

La pitaya de Sonora es un ejemplo perfecto de cómo una fruta puede desempeñar un papel tan importante en la cultura, economía y sustentabilidad de una región. Esta fruta, que es un tesoro de Sonora y que se puede saborear hasta en vino, demuestra cómo la cultura y la tradición pueden combinarse para proteger y promover los productos regionales en beneficio de las comunidades que dependen de ellos.

¿Tú ya probaste estos tesoros del desierto sonorense? 

Fuente: Alejandro Corrales Felix, Mega Noticias, El Imparcial, CIAD, Feria de la Pitaya, No Pasa Nada.

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